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Es uno de los platos que no suelen faltar en la carta de cualquier bar español: los calamares forman parte de nuestra cultura gastronómica. Y, sin embargo, aún se conoce poco lo que esconde su pesca a miles de kilómetros de nuestras costas. Una industria opaca sobre la que acaba de arrojar luz una ambiciosa investigación llevada a cabo por Environmental Justice Foundation (EJF), y que ha sido presentada en una rueda de prensa en Madrid este miércoles.
Las conclusiones del estudio son contundentes. Cada año, cientos de buques se concentran en la llamada Milla 201, justo fuera de la zona económica exclusiva de Argentina, para capturar calamar argentino (Illex argentinus). Es una especie clave para el ecosistema y la economía de la región, pero la falta de regulación ha convertido esa franja en uno de los puntos más oscuros del océano: un lugar donde se mezclan la sobrepesca, la pesca ilegal y las violaciones sistemáticas de derechos humanos.
Violencia en alta mar
“Once focas en cinco meses… simplemente les cortaban la cabeza y arrojaban el cuerpo”, relata un marinero indonesio entrevistado por EJF tras trabajar en un pesquero taiwanés. Otro tripulante describe cómo, cada vez que los animales se acercaban al barco, los arponeaban: “El capitán se quedaba con los dientes y la piel. El resto se tiraba al mar”.
Uno de los principales problemas es que este modelo va a más. Según la investigación, la presión pesquera en la zona aumentó un 65% entre 2019 y 2024, casi toda atribuible a la flota china. Los testimonios de tripulantes indonesios y filipinos describen jornadas extenuantes, violencia, muertes sin investigar y retención de salarios. “Trabajé más de un año y solo recibí un pago. El resto del dinero lo retuvo la agencia”, recuerda un pescador indonesio de 20 años enrolado en el buque chino Fu Yuan Yu 7605.
Otro compañero murió tras desarrollar una apendicitis sin atención médica. “El capitán se negó a trasladarlo a tierra. Le dieron solo unas pastillas. A la semana estaba muerto”, explica. Un testigo denuncia además cómo, cuando un tripulante filipino falleció a bordo, “su cuerpo fue arrojado directamente al mar, sin investigación ni autopsia”.
El papel de España
¿Y qué tiene que ver España en todo esto? Mucho. Es el segundo mayor importador de calamar y sepia del mundo, y la principal puerta de entrada de este producto en la Unión Europea. Entre 2019 y 2023, importó de media unas 152.000 toneladas anuales, frente a las 26.000 que aporta la flota nacional. El 85% del calamar que se consume en el país viene, por tanto, de fuera.
La pota argentina supone más de 20.000 toneladas al año –un 13 % del total—–y casi la mitad (un 42,9%) procede de pesquerías no reguladas en alta mar. Según la investigación de EJF, al menos un 9% de esas importaciones está directamente vinculado a compañías chinas señaladas por presuntos abusos laborales y crímenes medioambientales. Estos productos entran en España a través de puertos como Valencia, Vigo, Bilbao, Algeciras o Barcelona, para su consumo interno y su reexportación al resto de la Unión Europea.
La presencia masiva de calamar importado de origen dudoso genera un terreno de juego desigual. Mientras la flota española que faena en el Atlántico Sudoccidental opera bajo normas de la UE, con observadores a bordo y zonas cerradas al arrastre, los productos que llegan de la Milla 201 lo hacen sin apenas controles. Esto pone en riesgo a los pescadores nacionales, que cumplen con estándares mucho más estrictos.
Las propuestas
La investigación de EJF plantea medidas urgentes: reforzar los controles de importación, ampliar las verificaciones a las pesquerías no reguladas y promover mayor transparencia en la cadena de suministro. España, por su posición estratégica en el mercado europeo, tiene capacidad para liderar este cambio.
“España no puede seguir siendo la puerta de entrada de productos del mar vinculados a abusos laborales, sobrepesca y prácticas pesqueras ilegales”, advierte Jesús Urios, responsable de políticas oceánicas en EJF.
Y añade: “Hacemos un llamamiento al Gobierno español para que refuerce los controles de importación, empezando por el calamar argentino, implemente con agilidad los principios de la Carta Mundial para la Transparencia de la Pesca y utilice su posición estratégica dentro de la UE para impulsar un cambio más amplio en el plano internacional. Se trata de derechos humanos, sostenibilidad y competencia justa para nuestra flota”.





60 países han ratificado el Tratado del Mar de la ONU, es decir, lo han escrito en su legislación nacional. Es una gran victoria para el océano y para todos los que han luchado incansablemente para protegerlo: activistas, científicos y ambientalistas.
El Tratado es una victoria importante. Es un hito político que demuestra que, a pesar de un mundo divisivo, los gobiernos pueden unirse y lograr un cambio real.
Ahora estamos luchando para que se unan contra las empresas codiciosas que actualmente están presionando por la apertura de la minería en las profundidades del mar. La minería en aguas profundas amenaza ecosistemas vulnerables que los científicos aún están en proceso de comprender. Corremos el riesgo de perder esta vida tan natural en las profundidades prístinas del mar.
Desde 2005, Greenpeace ha estado trabajando por un tratado global sobre los océanos que podría transformar al menos el 30% de los océanos del mundo en reservas marinas protegidas para 2030.
La ONU adoptó el tratado en 2023, pero para que entrara en vigor, al menos 60 países tuvieron que dar el siguiente paso con la ratificación. ¡Esto finalmente ha sucedido, y el mundo ha ganado así una herramienta importante para proteger los mares de la destrucción!
El tratado ahora se puede utilizar para crear zonas protegidas donde se prohibirán todas las actividades humanas destructivas como la pesca de arrastre de fondo, la sobrepesca, la minería y la extracción de petróleo.
Esto nos da una gran esperanza, porque la investigación es clara: Proteger el 30% del océano para 2030 ayudará a revertir la tendencia negativa y dará a los ecosistemas marinos una oportunidad real de recuperarse.
Piense: llegamos aquí porque personas como ustedes en todo el mundo eligieron tomar medidas y exigir una mayor protección del océano.
Ayuda a detener la minería en aguas profundas: ¡firme ahora!
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