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¿Una PAC flexible o un paso atrás? Claves para entender la nueva política agraria de la Unión Europea

El Parlamento Europeo ha aprobado esta semana una reforma exprés de la Política Agraria Común (PAC) atendiendo a algunas de las reivindicaciones expresadas en las protestas de los agricultores de principios de año. 
¿Una PAC flexible o un paso atrás? Claves para entender la nueva política agraria de la Unión Europea
La reforma de la PAC ha salido adelante con los votos a favor de PP y VOX. Foto: Shyam/Unsplash.

Mantener las bonificaciones al combustible. Reducir la burocracia. Reforzar las leyes de cadena alimentaria para garantizar precios justos. Exigir que todos los productos importados de fuera de la Unión Europea cumplan los mismos requisitos que los producidos en la Unión Europea. Reformar los acuerdos de libre comercio. Acabar con las exigencias ambientales de la nueva Política Agraria Común (PAC). Avanzar hacia una agricultura y una ganadería más sostenibles social y medioambientalmente, protegiendo al pequeño agricultor.

Aunque se agrupasen bajo la etiqueta única de «las protestas del campo», las manifestaciones que hace dos meses sacaron a la calle a ganaderos y agricultores de toda la UE tenían reivindicaciones tan variadas como diverso es el sector. Pero la Comisión Europea y el Parlamento decidieron tener en cuenta solo algunas de ellas. Lo primero que hicieron fue rebajar las exigencias de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y anunciaron la paralización de la ley que pretendía reducir a la mitad el uso de pesticidas en la próxima década.

Ahora, tras una tramitación en tiempo récord, el Parlamento Europeo ha dado el visto bueno a la flexibilización de varios puntos de la PAC, todos relacionados con cuestiones medioambientales. De la cadena alimentaria o de los acuerdos de libre comercio, ni una palabra (al menos, por ahora). Con 425 votos a favor, 130 en contra y 33 abstenciones, la Eurocámara aprobó las reformas propuestas por la Comisión el mes pasado: eliminar la obligatoriedad de dejar una parte de las tierras sin cultivar y rebajar las exigencias de cobertura del suelo y rotación de cultivos, así como eliminar controles para las explotaciones pequeñas.

¿Hasta qué punto responden estas medidas a las demandas del agricultor? ¿Y cómo de alineadas están con el conocimiento científico? ¿Cómo van a marcar estas reformas el rumbo de la agricultura y la lucha contra la crisis medioambiental? La PAC es un tema complejo, central en la estrategia (y los presupuestos) de la Unión Europea desde sus orígenes, que afecta directamente a 9 millones de europeos y a casi el 40% de la superficie total de la UE. Pero es un tema que, salvo en contadas ocasiones, pasa desapercibido y del que se sabe más bien poco.

¿Qué es y cómo funciona la PAC?

La PAC, o Política Agraria Común, es una de las políticas principales de la Unión Europea. Forma parte de la propia razón de ser de la UE, ya que fue creada en 1962 por los seis países fundadores de lo que en aquel entonces se llamaba Comunidades Europeas (y es la política en vigor más antigua). La PAC se lleva, además, una parte muy importante del presupuesto de la UE: hoy supone algo más del 30% del gasto total de los Veintisiete, pero durante el siglo pasado llegó a sumar alrededor del 60%. Y hablamos de mucho dinero. La última PAC, para el periodo 2023-2027, tiene asignados 387.000 millones de euros.

La PAC surgió en origen como un instrumento para impulsar la producción agrícola en Europa, que se había quedado mermada tras la II Guerra Mundial. Por eso, durante décadas, su presupuesto estaba destinado a subvencionar la producción. Con el tiempo, se fueron introduciendo algunos límites para evitar el exceso de alimentos y que los precios cayesen demasiado. Ya en los años 90, para alinearse con la visión liberal de la Organización Mundial de Comercio, se dejó de apoyar de forma directa la producción. Hoy las ayudas se otorgan en base a muchos criterios, incluyendo la superficie de tierra del agricultor, pero no en base a la cantidad de alimento producida.

En la actualidad, sobre el papel, los objetivos de la PAC son tres: proporcionar alimentos asequibles, seguros y de alta calidad a la ciudadanía de la UE, garantizar un nivel de vida equitativo a los agricultores, y conservar los recursos naturales y respetar el medioambiente. Para lograrlos, las subvenciones de la PAC se dividen en dos pilares y tres ámbitos de actuación principales:

  • Ayudas directas (primer pilar). Son pagos abonados directamente a los agricultores para proporcionarles una financiación suficiente para desarrollar su actividad. Están sujetos a unas condiciones. Quien no las cumple, no cobra.
  • Medidas de mercado (primer pilar). Son ayudas para contrarrestar la alta volatilidad de los precios en los mercados agrícolas de la UE y mitigar el impacto de desafíos como la competencia mundial, las crisis económicas, el cambio climático y la volatilidad de los costes de los fertilizantes o los combustibles.
  • Desarrollo rural (segundo pilar). Son todos los pagos dirigidos al desarrollo sostenible del rural. Desde que se introdujeron las primeras medidas medioambientales en la PAC a principios de siglo y hasta la última reforma, todas las políticas encaminadas a mitigar el cambio climático y a frenar la pérdida de biodiversidad se agrupaban en este segundo pilar.

En definitiva, la PAC es el marco bajo el que se desarrolla toda la agricultura y la ganadería de la Unión Europea. A través de sus reglamentos, influye, de una forma u otra, en todo tipo de factores que afectan al campo, desde qué fertilizantes y plaguicidas se pueden usar y en qué cantidad hasta los tipos de cultivo o el cuidado del suelo.

Las novedades de la PAC 2023-2027

La PAC 2023-2027, la que ahora se ha decidido flexibilizar, supuso un cambio de paradigma respecto a las anteriores. Tras un largo debate, la nueva política agraria común introdujo tres grandes novedades:

  • Condicionalidad extendida. La nueva PAC endurece las condiciones obligatorias para acceder a las ayudas y, por primera vez, introduce cuestiones medioambientales en el primer pilar. En los llamados requisitos de Buenas Condiciones Agrarias y Medioambientales (BCAM) se incluyen, por ejemplo, la protección de las turberas, la reserva de un 3% de la superficie de las tierras para biodiversidad y elementos no productivos (algo que ahora se ha modificado) o el mantenimiento de los pastos.
  • Regímenes ecológicos. Parte del presupuesto para pagos directos se asigna a los llamados regímenes ecológicos, es decir, mayores incentivos para quienes decidan poner en práctica una agricultura y una ganadería más respetuosas con el medioambiente y con los animales. No son condiciones obligatorias, pero se incentiva cumplirlas. Esta nueva línea de ayudas puede usarse, entre otras cosas, para apoyar prácticas agroecológicas o para potenciar la captura de carbono en suelos agrícolas.
  • Planes estratégicos nacionales. Hasta ahora, la PAC era común para todos los países de la UE. Desde el año pasado, los estados pueden desarrollar sus propios planes estratégicos de la PAC, adaptados a su realidad climática, ambiental y social y a sus cultivos.

«La PAC 2023-2027 supuso avances, pero arrastra los mismos problemas de siempre. Las prácticas vinculadas a los pequeños agricultores, como la ganadería extensiva, no reciben el mismo apoyo que otras actividades, ya que el grueso de las ayudas sigue dependiendo de cuántas hectáreas tienes», explica Maxime Orhon, experto en políticas de la coalición Por Otra PAC. «Es decir, la PAC favorece más a las grandes explotaciones y el pequeño agricultor sigue desapareciendo, se sigue ignorando su realidad».

De acuerdo con el balance de la aplicación de la nueva PAC en España, publicado por el Ministerio de Agricultura a principios de año, en 2023 hubo menos solicitantes de las ayudas, pero con explotaciones de mayor extensión, y el 80% del presupuesto se lo lleva el 20% de las explotaciones. Además, tres de cada cuatro titulares solicitaron ayudas por alguna práctica voluntaria incluida en los ecorregímenes, pero la gran mayoría del 25% que no lo hizo se correspondía a pequeñas explotaciones.

«La PAC y yo no nos llevamos muy bien. Me pierdo con los papeleos y eso que he hecho dos cursos ya», asegura Laura Martínez, ganadera extensiva de la sierra de Madrid y una de las personas detrás de La Caperuza, un proyecto de ganadería de pastoreo y regenerativa y elaboración artesanal de quesos y yogures. «Nosotros menos mal que trabajamos con el sindicato, UGAMA, que nos hace las gestiones, porque si no sería inviable». El exceso de burocracia es, precisamente, uno de los factores que más dificultan el acceso de los pequeños agricultores a las ayudas.

Además de esas tres grandes novedades, la PAC 2023-2027 contempla que el 35% de las ayudas al desarrollo rural vayan ligadas a medidas de apoyo al clima, la biodiversidad, el medioambiente y el bienestar animal. También refuerza la redistribución de las rentas y el apoyo a jóvenes agricultores y busca mejorar la paridad de género, un asunto todavía pendiente en un sector en el que solo el 29% de las explotaciones está dirigido por mujeres.

¿Por qué es importante la biodiversidad para los sistemas agrarios?

Tras cuatro décadas ignorando casi por completo la estrecha relación entre un medioambiente sano y la producción agrícola, la PAC 2023-2027 cambia de registro. Pero las medidas pactadas y las últimas reformas están lejos de alinearse con la evidencia científica. «Por ejemplo, está demostrado que conservar un 20% de la superficie agrícola y dedicarla a paisajes nativos refuerza la seguridad alimentaria y los servicios que los ecosistemas nos prestan. La última PAC exigía una conservación del 3%, y esta es una de las medidas que ha acabado eliminándose», explica Elena Velado Alonso, investigadora en la Universidad de Göttingen, Alemania, y especialista en las interacciones entre la biodiversidad y los ecosistemas agrarios.

«Por un lado, los espacios agrarios tienen un rol muy importante a la hora de conservar la biodiversidad, porque actúan como protectores de las zonas naturales, como zonas de amortiguación», continúa Velado Alonso. «Además, los ecosistemas agrarios sirven de corredores ecológicos y permiten que las especies se puedan desplazar. Y en ellos viven muchas especies adaptadas a los espacios humanizados que también forman parte de la biodiversidad de Europa y España».

La evidencia científica es sólida: la agricultura se beneficia de una mayor biodiversidad y de ecosistemas más sanos. Los polinizadores contribuyen directamente a una de cada tres toneladas de alimentos vegetales o cereales producidas en el mundo y una mayor variedad de especies sirve como freno natural para plagas, contribuye a reducir la erosión y aumenta la fertilidad del suelo. «Hay muchos informes publicados, de la FAO y del IPBES, que recalcan el riesgo para la seguridad alimentaria de perder polinizadores o salud del suelo», añade la investigadora. «Y cada vez hay más estudios que evidencian que un ecosistema sano favorece incluso un aumento de la producción».

En algunas partes del mundo, la ausencia de polinizadores es ya un problema real y los agricultores están probando alternativas (como el uso de drones) que no siempre funcionan. En España puede parecer un problema lejano, pero existen otros muy presentes: las tierras productivas pierden 14 toneladas de suelo fértil por hectárea cada año, una cifra que llega a las 21 toneladas en algunas comunidades autónomas. «En muchos puntos de España, si les preguntas a los agricultores cuál es su mayor preocupación, no dudan: la pérdida de productividad del suelo», señala Velado Alonso.

Tras las protestas del campo: pierde el medioambiente (y el agricultor)

Las protestas del campo sirvieron para llamar la atención de un sector que se siente olvidado, pero que no acabó por conseguir que todas sus reivindicaciones se escuchasen por igual. «Yo salí a la calle con otros ganaderos extensivos y todos pedíamos avanzar hacia un manejo más sostenible y proteger más al pequeño agricultor», explica Laura Martínez. «Pero las movilizaciones han acabado tergiversándose e instrumentalizándose por quien tiene más voz y más dinero. Al final, han conseguido echar para atrás la normativa verde», se queja. Estas son las principales modificaciones aprobadas para la PAC:

  • Los agricultores de la UE que quieran acceder a las ayudas ya no estarán obligados a dedicar un porcentaje de sus tierras a superficies no productivas para proteger la biodiversidad.
  • Tampoco será obligatoria la rotación de cultivos y esta podrá sustituirse por diversificar las plantaciones.
  • Los criterios para mantener coberturas orgánicas de la tierra durante periodos sensibles, como sequías, también se relajan.
  • Se deja en manos de los países la posibilidad de eximir a determinados cultivos, suelos o sistemas de explotación del cumplimiento de los requisitos sobre labranza, cobertura del suelo y rotación.
  • Las pequeñas explotaciones de menos de 10 hectáreas no tendrán controles ni sanciones relacionados con el cumplimiento de los requisitos de condicionalidad. Esto reducirá la carga administrativa, pero también la efectividad de las medidas.

«La propuesta de la Comisión Europea se hizo sin estudios de impacto. Ha ido todo muy rápido para aprobarla antes de las elecciones», resalta Maxime Orhon, de Por Otra PAC. «Hay problemas serios en el campo, la gente no se los está inventando. Pero la respuesta desde la política está siendo quitar las normas en lugar de solucionar los problemas de fondo. Es como, si para acabar con los atascos en Madrid, decidimos quitar las señales. Del tema de los precios justos y de los acuerdos comerciales, por ejemplo, no se ha hablado nada todavía».

«La Unión Europea ha tomado medidas para desregularizar cuestiones en las que ya se había avanzado mucho y lo ha hecho en contra de la evidencia científica. Creo que ha habido un gran problema de desinformación y de simplificación del conocimiento, el debate se ha tergiversado por interés de la industria y de las grandes distribuidoras y los medios no han transmitido bien las demandas de los agricultores», añade Elena Velado. «Necesitamos tener debates reales sobre las pérdidas que estamos dispuestos a asumir y sobre la importancia de proteger la biodiversidad, de a quién favorecen las medidas y por qué. Necesitamos salir de la dinámica del corto plazo».

«Lo que están haciendo no tiene ni pies ni cabeza. La gran industria ha instrumentalizado el debate y ha conseguido dejar las demandas del pequeño agricultor al margen y relajar las cuestiones ambientales», concluye Laura Martínez. «Nosotros lo que queremos es que las distribuidoras respeten los contratos y que nos paguen por encima de los precios de producción, queremos ser viables económicamente y que la PAC sea una ayuda para mejorar, no la única forma de sobrevivir».

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COMENTARIOS

  1. QUE PASA CON EL CAMPO, Andrés Piqueras. (Observatorio Crisis)
    Caracterización del sector agrícola y su dilución globo-industrial
    El sector primario de la economía, el agrícola, está en vías de ser diluido en el sector industrial. Hoy se producen industrialmente cada vez más parte de nuestros alimentos. No tanto por la utilización de maquinaria para ello, sino por los procesos artificiales y de laboratorio implicados en la “creación” y recreación de semillas, insumos y toda clase de productos utilizados para la producción de alimentos, ya no tan “naturales” (cada vez menos pueden ser vistos como recursos dados y arrancados de la naturaleza –como las semillas “terminator”-, incluida la propia ganadería una vez que la biogenética empieza a extenderse por todo el sector agrícola). Todo ello hace que tengamos que replantearnos cuestiones como el valor, la plusvalía y la renta en el mundo agrario.
    El sector agrícola es el que hasta hoy más ha aguantado el proceso de proletarización o desposesión de medios de producción, no porque no se haya venido desposeyendo a millones y millones de campesinos/as en todo el mundo desde la Primera Revolución Industrial, sino porque buena parte de la poca población activa que quedó en él ha sido propietaria, aunque fuera de una pequeña parcela de tierra, con la consiguiente conciencia no-proletaria, a menudo anti-socialista y, en todo caso, renuente a la colectivización. Esto siempre dió quebraderos de cabeza en los procesos revolucionarios a la hora de intentar congeniar intereses obreros y campesinos, como los bolcheviques tuvieron que aprender rápido.
    Obviamente, jornaleros y asalariados agrícolas en general no entran en esa categoría, pues sí son por lo general proletarios (a veces se combinan formas de pequeña o muy pequeña propiedad con trabajos asalariados temporales).
    Con la industrialización del sector agrícola tenemos varios procesos concomitantes (el referente aquí es sobre todo Europa, aunque en gran medida lo dicho es extrapolable al conjunto del planeta):
    1. Se acentúa de nuevo la expulsión de población activa –pequeños sobre todo,pero también medianos propietarios-.
    Entre los principales factores y procedimientos que contribuyen a ello y, en general, a la despoblación rural, tenemos:
    • La Agenda 2030 y sus inviables requisitos dentro de la ley del valor del capital
    • Las directrices de la UE que van en la misma línea de ahogar la pequeña propiedad
    • La Política Agraria Común, que transfiere sin parar fondos a los grandes propietarios
    • Los Tratados de Libre Comercio, en favor de las transnacionales
    • El IPOD (índice de precios en origen y destino – ver cuadro más abajo, para el Reino de España-), que reduce peligrosamente los márgenes de beneficio en favor de la intermediación y distribución comercial –como grandes cadenas de supermercados del estilo de Mercadona, Carrefour, AuChan, Lidl…, que disparan sus márgenes para los alimentos básicos hasta 10 veces más que el IPC-
    • La destrucción del campo en pro de la “industria ecológica” (con la “siembra” por doquier de placas solares y molinos de viento, por ejemplo)
    • Las sanciones a Rusia impuestas por EE.UU. a la UE, en favor de la economía norteamericana, que están significando pérdidas millonarias mensuales al sector agrícola europeo. Rusia era el 6º país destinatario de sus exportaciones agrícolas.
    El IPOD general, que incluye tanto los productos agrícolas como ganaderos, se sitúa en 3.92. Además de productos agrarios como la naranja, el plátano, el repollo, el ajo o la misma patata, que rompen barreras, en el sector ganadero destacan productos como la ternera y el cordero con incrementos de 286% y 310% respectivamente, como puede apreciarse en el cuadro de la COAG.
    2. La asfixia de la pequeña –y mediana- propiedad da paso a una creciente concentración agraria. Transnacionales y sobre todo grandes fondos buitre (que controlan la mayor parte de la propiedad del mundo, incluida la de las mayores empresas transnacionales) pasan a ser los grandes propietarios…
    3 Se da un proporcional aumento de la asalarización en relación a la población activa agrícola, que en total disminuye. En el Reino de España la mano de obra en las explotaciones agrícolas pasó de 828.200 personas en 2008, a 774.800 en 2022, (Trabajadores por sector económico en España 2008-2022 | Statista); ya sólo representa el 6,9% de la población activa total. En 2020 la mano de obra del titular bajó un 3,7% y la referida a los familiares del titular un 49,8%. Por el contrario, la mano de obra contratada aumentó un 16,3% y la subcontratada un 13,9%, según el INE
    4. La sobreacumulación de capital (exceso de maquinaria en relación a la fuerza de trabajo empleada por unidad de capital invertido -causa principal de la caída de la tasa de ganancia, dado que la plusvalía sólo se extrae de los seres humanos-) va llegando también al campo. Tal proceso busca compensarse a través de una explotación extensiva y a menudo una sobreexplotación de la fuerza de trabajo agrícola (cuando el salario no cubre la propia reproducción del trabajador/a). Para ello se deslocaliza la inversión en explotaciones agrícolas hacia lugares donde la mano de obra sea más barata, o bien sirviéndose de población inmigrante altamente precarizada. En el sector se da asimismo con frecuencia una explotación de mano de obra servil o semiservil e incluso esclava, a escala planetaria. Contra los precios de esa explotación globalizada (a menudo llevada a cabo por el empresariado connacional) la pequeña y mediana propiedad no pueden competir.
    5. Técnicas nocivas empeladas por la agroindustria se acompañan de productos dañinos para la salud, cada vez más genéticamente modificados, los cuales forman parte de la continuación de la desposesión o acumulación tardía de capital en el campo. Monocultivos en gran escala, pérdida masiva de variedades agrícolas y de especies vegetales, deforestación extensiva e intensiva, pérdida de formas de vida y culturales, son algunas de las peores consecuencias, las cuales además arrastran consigo otras de la misma terrible condición, como la mayor recurrencia de plagas y enfermedades, más utilización de químicos y productos nocivos para intentar compensarlo, menor resistencia y adaptación natural al estrés climático que padecemos, así como a los que quieren llamar “desastres naturales”, mayores hambrunas, mayor pobreza y migraciones en masa, etc…
    …El sector agrícola que ha permitido la vida laboral de una decreciente población rural está seriamente puesto en peligro por el modo de producción capitalista y su crisis no tiene solución dentro de él. Por eso su defensa desde posiciones de transformación social sólo puede ir acompañada de procesos de cooperativización y socialización de las explotaciones agrícolas y de sus productos.
    https://insurgente.org/andres-piqueras-que-pasa-con-el-campo/

  2. Las ayudas a plantas de biogás no deberían incentivar el lavado verde de la agroindustria.
    Ecologistas en Acción ha presentado alegaciones a la Consulta pública previa de la Orden por la que se establecen las bases reguladoras para las convocatorias de ayudas del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España a proyectos singulares de instalaciones de biogás y biometano, en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, financiado por la Unión Europea con los fondos NEXT GENERATION EU.
    La confederación ecologista está siguiendo de cerca el desarrollo del fomento de la producción de biogás y biometano y, tal y como se hizo anteriormente en convocatorias de 2022 y 2023 a ayudas a proyectos singulares de instalaciones de biogás, en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), ha presentado alegaciones a la orden que regulará las subvenciones provenientes de fondos públicos europeos.
    Ecologistas en Acción constata con preocupación que en las normativas europeas y estatales hay una importante apuesta por el incremento de plantas de biogás y biometano con motivo de la guerra en Ucrania, la necesidad de descarbonizar la economía y de reducir la dependencia de combustibles fósiles.
    La Comisión Europea publicó el Plan RePowerEU que describe la ambición de aumentar la producción de biometano de aquí a 2030 hasta 35 bcm (miles de millones de metros cúbicos). Esto supone multiplicar por 11,5 la producción actual de 3 bcm. Y prácticamente duplicar el objetivo anterior, ya muy ambicioso, de 17 bcm millones de metros cúbicos en 2030 fijado por el paquete “Fit for 55”. Estudios independientes han demostrado que este objetivo no es realista y puede comprometer los objetivos climáticos de la UE.
    En sus alegaciones, Ecologistas en Acción incide en que las plantas de biogás y biometano que se subvencionen deben gestionar materias primas y residuos procedentes de fuentes sostenibles, cerrando las puertas a cultivos energéticos que comprometan otros cultivos alimentarios. Para la organización ecologista, la prevención y reducción de residuos, la reducción de la producción y consumo de carne y la restauración de la naturaleza son prioridades ineludibles y la Unión Europea no debería incentivar más producción industrial de carne, más desperdicios y más residuos alimentarios. Por ello, reclama mayor control y rigurosidad en los criterios de sostenibilidad de las materias primas a la hora de otorgar las subvenciones, para cerrar la puerta a un posible lavado verde de la ganadería industrial….

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