Etiquetas:
Ecologistas en Acción ha presentado su informe La calidad del aire en el Estado español durante 2023, y las conclusiones, como suele ser habitual, son más que preocupantes. En concreto, señalan que el año pasado 33 millones de personas (dos tercios de la población española) respiraron aire contaminado, es decir, por encima de los nuevos límites legales aprobados el pasado 26 de abril en el Parlamento Europeo.
Y eso que dichos límites, que deberán respetarse antes de 2030, estaban ya bastante por encima de los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). De hecho, si se tienen en cuenta los de la OMS, “el aire contaminado afectó en 2023 a toda la población española y a 454.000 kilómetros cuadrados, el 90 % del territorio”, enfatizan desde Ecologistas.
Con la normativa todavía vigente, la población que respiró aire contaminado se reduce a 2,9 millones de personas, un 6% de la población total, repartidas entre Canarias, la Comunidad de Madrid, el interior de Cataluña y Villanueva del Arzobispo (Jaén).
Para elaborar el estudio, han analizado los datos recogidos en 785 estaciones oficiales de medición, entre ellas, las de los principales aeropuertos y puertos estatales, explican.
La calidad del aire ha mejorado
A pesar de lo alarmante de las cifras, la realidad, señalan en el informe, es que la calidad del aire en España ha mejorado respecto a 2022 y los años previos a la pandemia. Ha habido una reducción significativa de los niveles de partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), dióxido de nitrógeno (NO2) y ozono troposférico, en porcentajes que oscilan entre el 7% y el 31% respecto a los promedios del periodo 2012-2019.
En el estudio recuerdan que el año 2023 fue seco y el segundo más cálido en España desde al menos 1961. La estabilidad atmosférica activó los episodios de contaminación por partículas, en su mayor parte procedentes del norte de África y el alto calor estival contribuyó al aumento del ozono, en especial durante las olas de calor de julio y agosto.
Sin embargo, apuntan que “el factor esencial para explicar la caída de la contaminación atmosférica durante 2023 es la evolución de la actividad económica tras la pandemia de la COVID–19. El consumo de combustibles fósiles y electricidad se redujo el año pasado y las fuentes renovables cubrieron más de la mitad de la demanda eléctrica, limitando las emisiones de las centrales térmicas de gas, estando cerradas la mayoría de las de carbón, las más contaminantes”.
El tráfico motorizado es la principal fuente de contaminación del aire
Señalan que la principal fuente de contaminación en las áreas urbanas, donde se concentra la mayor parte de la población, es el tráfico motorizado. En determinadas áreas fabriles y en el entorno de las grandes centrales termoeléctricas son estas fuentes industriales las que condicionan de manera decisiva la presencia de aire contaminado. Y el transporte aéreo y marítimo tiene gran repercusión en la calidad del aire del entorno de aeropuertos y puertos.
Las partículas (PM10 y PM2,5) y el dióxido de nitrógeno (NO2) en el aire siguieron afectando a la práctica totalidad de la población española. “Las partículas PM10 presentaron en Canarias la peor situación del Estado, y, por primera vez desde su entrada en vigor en 2010, Barcelona y Madrid cumplieron el obsoleto límite legal anual del NO2. Aunque las principales áreas urbanas españolas superaron el nuevo límite legal anual aprobado para 2030”.
El ozono, agregan, “sigue siendo el contaminante que presenta una mayor extensión y afección a la población, y el más estrechamente ligado al cambio climático. Coincidiendo con las olas de calor de julio y agosto, en 2023 se produjeron 335 superaciones del umbral de información, concentradas en la Comunidad de Madrid, así como 15 superaciones del umbral de alerta en Puertollano y el puerto de Tarragona, la peor situación desde el año 2015”.
El aire contaminado: un gran problema sanitario
Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, “en 2021 fallecieron prematuramente hasta 21.000 personas en el Estado español por enfermedades agravadas por la mala calidad del aire, 10.000 de ellas en episodios de alta contaminación, según el Instituto de Salud Carlos III. Los costes sanitarios y laborales derivados de la contaminación atmosférica representan según el Banco Mundial 50.000 millones de dólares al año, un 3,5% del PIB español”, alertan.
Subrayan, además, que “los Planes de Mejora de la Calidad del Aire son obligatorios según la legislación vigente, pero una decena de Comunidades Autónomas siguen incumpliendo su obligación de elaborarlos para rebajar el ozono en las zonas donde se exceden los objetivos legales”.
La única forma de reducir la cantidad de aire contaminado en las ciudades, indican, “es disminuir el tráfico motorizado, potenciando la movilidad activa peatonal y ciclista y el transporte público limpio. También es necesario promover el ahorro energético, adoptar las mejores técnicas industriales disponibles, cerrar las centrales térmicas de combustibles fósiles, penalizar el diésel, reducir el uso del avión, acelerar el área de control de las emisiones del transporte marítimo del Mar Mediterráneo, y una moratoria de las nuevas macrogranjas ganaderas”.