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Harris y Trump, juntos en la defensa de la industria fósil

La candidata demócrata se mostró a favor del ‘fracking’ en un debate en el que apenas se habló de la crisis climática.
Harris y Trump, juntos en la defensa de la industria fósil
Donald Trump y Kamala Harris durante el debate celebrado anoche en Filadelfia. Foto: BRIAN SNYDER / REUTERS

Donald Trump y Kamala Harris tienen muy pocas cosas en común. Sus visiones de la geopolítica, la inmigración o el aborto son completamente diferentes. Sin embargo, hay algo en lo que sí se ponen de acuerdo: su apoyo a la industria de los combustibles fósiles. En el debate electoral celebrado anoche en Filadelfia, el expresidente y la candidata demócrata pasaron de puntillas sobre la cuestión climática y se enorgullecieron del aumento en la producción de gas y petróleo que ambos han impulsado durante sus respectivas carreras políticas.

A pesar de ser el problema más grave que amenaza al planeta, aun cuando el verano de 2024 ha sido el más caluroso a nivel global, los moderadores de la cadena estadounidense ABC esperaron al final del debate para lanzar la pregunta: «¿Qué piensan hacer para luchar contra el cambio climático?». Los dos candidatos a ocupar la Casa Blanca empezaron entonces a dar rodeos contradictorios. Kamala Harris afeó a Trump el hecho de tildar de «bulo» el cambio climático y alardeó de que la Administración Biden (de la que es vicepresidenta) haya hecho importantes inversiones en energías renovables. Todo eso antes de ponerse la medalla por haber conseguido una producción récord en la extracción de gas. El candidato republicano, fiel a su estilo caótico, habló sobre las fábricas chinas de coches eléctricos, a los que prometió aplicarles un arancel. Luego acusó a Biden de haber recibido «millones de dólares» de China. Sobre el hecho de tener algún plan para combatir la crisis climática no dijo nada.

La pregunta fue más problemática para Kamala Harris, ya que estaban en Pensilvania, donde hay una importante industria dedicada al fracking, y prometió defenderla y ampliarla. Esto la coloca en mal lugar entre un sector de sus potenciales votantes: la juventud. Y Trump lo aprovechó, ya que recordó a la candidata demócrata que se había posicionado en contra de esta técnica de extracción de gas en otras ocasiones.

En realidad, Donald Trump no podía exhibir ningún plan contra el cambio climático porque no lo tiene. Muy al contrario, uno de los ejes de su campaña ha sido la promesa de derogar las regulaciones climáticas aprobadas por Joe Biden. Unas medidas, por otro lado, claramente insuficientes para la magnitud del problema. Hay que recordar, por ejemplo, que en 2023 el actual presidente aprobó un nuevo proyecto para extraer petróleo en Alaska. Así pues, con una mano aprobaba una modestísima legislación verde, mientras con la otra dejaba hacer a la industria fósil. Pero con Trump, si gana las elecciones, será aún peor: durante esta campaña pidió a los directores ejecutivos de las empresas petroleras 1.000 millones de dólares en donaciones a cambio de revertir muchas de las regulaciones ambientales implementadas por el tándem Biden-Harris. No en vano uno de sus eslóganes de campaña es «Drill, baby, drill» («Perfora, nena, perfora»), en referencia a los pozos petrolíferos, que espera multiplicar si vuelve al despacho oval.

Harris, por su parte, promete seguir la senda marcada por su predecesor. A su juicio, Joe Biden ha aprobado «la legislación climática más significativa en la historia de EE. UU.», lo que tampoco es decir mucho.

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