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Desde este lunes 9 y hasta el viernes 13, la ciudad francesa de Niza reúne a 56 jefes de Estado y de Gobierno con la meta de frenar la rápida degradación a los océanos, responsables del 50% del oxígeno del planeta, a pesar del desinterés de la principal potencia mundial, Estados Unidos. Entre los principales puntos de discusión de la Conferencia del Océano de la ONU (UNOC3) está la pesca. La cita reactiva reivindicaciones ecologistas como la prohibición del arrastre, mientras que, por su parte, los representantes de la flota pedirán que el interés se dirija a sectores como la minería o que se tomen medidas en segmentos económicos terrestres, como el turismo, que también tienen responsabilidad en el estado del océano.
Esta cumbre de la ONU es menos conocida que otras como las COP de clima y de biodiversidad ya que es de reciente creación. Actualmente se celebra la tercera edición, tras las de Nueva York (2017) y Lisboa (2022), en un momento de horas bajas para el multilateralismo, entre la emergencia de gobiernos populistas en democracias asentadas y los conflictos en Ucrania y Gaza.
Según el proyecto de conclusiones, una de las medidas que se debatirán es el objetivo de que en 2030 al menos el 30% de las zonas marinas sean áreas protegidas. Es en el debate de las zonas marinas donde las ONG inciden más en la prohibición del arrastre.
Sobre la mesa está también un impulso a las ratificaciones nacionales y la aplicación del acuerdo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) alcanzado en 2022 sobre la eliminación de las subvenciones a la pesca perjudicial.
El proyecto de las conclusiones también incide en el apoyo a la pesca artesanal, «mujeres, y comunidades indígenas» costeras.
¿Qué pide el sector pesquero?
El presidente de la Coalición mundial de Asociaciones Pesqueras (ICFA, en sus siglas en inglés), Iván López, ha reivindicado, en declaraciones a EFE, «que todas las actividades económicas tengan los planes de sostenibilidad» que tiene la pesca hace años y esgrime su baja contribución a las emisiones.
Ha señalado que la declaración de zonas protegidas no debe ser un «abuso de la protección» en el sentido de que se excluya la pesca, sino que se haga «mirando a la ciencia» y determinando lo que requiere cada caladero concreto.
«También queremos poner el foco en otras actividades que ponen en peligro los océanos, muchas en tierra», ha añadido, además de mostrar preocupación por el avance de la minería submarina, teniendo en cuenta la actual Administración de EEUU y argumentar la importancia de los pescadores como proveedores de alimentos.
¿El arrastre en la diana?
Oceana es una de las ONG que ha pedido prohibir el arrastre en áreas protegidas y, en un texto con reivindicaciones para el Gobierno español de cara a la Conferencia, ha señalado que España está «progresando en protección de sus mares», pero ha añadido que en muchas áreas, como las de la red Natura, hacen falta restringir ese arte.
A escala mundial, según la ONU, el arrastre representa el 25% de las capturas. En España, de los más de 8.500 pesqueros existentes, unos 887 pertenecen a la modalidad de arrastre y, de ellos, 556 están en el Mediterráneo.
Las organizaciones pesqueras españolas emprendieron a principios de año una campaña a favor de este arte, por su importancia social o alimentaria y también para defender que arrastreros como los del Mediterráneo han tomado medidas, como la instalación de puertas voladoras, para dañar menos el lecho marino. López señala que el arrastre mundial genera comida para alimentar diariamente a 213 millones de habitantes, lo que sería como dar de comer «a toda la población de Bangladesh».
Tercera edición de la conferencia de los océanos
La que comienza este lunes es la tercera edición de la conferencia de los océanos. En una conversación con medios internacionales, en la que participó EFE, el Comisionado de la Oficina del Océano Pacífico (OPOC, por sus siglas en inglés), Filimon Manoni, consideró necesario trabajar en «soluciones globales prioritarias para el océano», como la contaminación en general y la de plásticos, la ratificación del Acuerdo sobre Biodiversidad más allá de la Jurisdicción Nacional (BBNJ, por sus siglas en inglés), el trabajo con comunidades locales en el litoral, el establecimiento de existencias para la recuperación de poblaciones de peces, garantizar la seguridad alimentaria, o trabajar en la resiliencia.
Manoni subrayó la conexión entre el océano y clima y, sin embargo, el objetivo de desarrollo sostenible 14 (ODS14) sobre la Vida Submarina «sigue siendo el menos financiado». «Queremos que el mundo entienda las necesidades del Pacífico», dijo, por lo que plantea la creación de alianzas y lograr más inversiones para el ODS14.
Por su parte, el biólogo y profesor Enric Sala, fundador de Pristine Seas y primer español Explorador Residente de la Sociedad National Geographic, incidió en la necesidad de ampliar la creación de áreas marinas protegidas (AMP) en el mundo, porque, afirmó, solo un 8% del océano cuenta con AMP y un 3% con protección total.
Según un documento publicado por Pristine Seas, «el valor neto de la pesca de arrastre de fondo en Europa para la sociedad es de hasta 11.000 millones de euros cada año», mencionó Sala, principalmente debido al coste social de las enormes emisiones de dióxido de carbono que este tipo de pesca produce al remover los sedimentos del fondo marino.
Se necesita cuadriplicar la protección del océano
«Se necesita cuadriplicar la protección del océano», aseveró, y adelantó que durante la UNOC3 se prevén nuevos anuncios sobre la creación de AMP «tanto en el Pacífico como por parte de países de las Américas».
Apuntó que la UNOC3 supone una oportunidad y el lugar donde se demostrará la responsabilidad de los países para cumplir el objetivo de alcanzar la protección de un 30% del océano en 2030. «Las flotas pesqueras están captando más peces alrededor del mundo, estamos sobreexplotando el océano», agregó. En Francia y en Europa «hay capturas en zonas protegidas, a veces más que en las zonas no protegidas», añadió.
Rita El Zaghloul, directora de High Ambition Coalition for Nature and People, recordó que el océano proporciona alimentos a 3.200 millones de personas en el mundo y aporta 2.6 billones de dólares a la economía mundial.
Comentó que según un reciente informe de la OCDE sobre la economía oceánica, si se considerara un país, «la economía oceánica sería la quinta economía más grande en 2019». De lo que se deduce, anotó, que, «el océano sustenta toda la vida en la Tierra» y protegerlo es fundamental para la seguridad alimentaria, los medios de subsistencia.
De la economía extractiva la economía azul regenerativa
Kristin Rechberger, fundadora de la organización Revive Our Ocean y CEO de Dynamic Planet, consideró que «se necesita una enorme cantidad de dinero para pasar de la economía tradicional extractiva del océano a la economía azul regenerativa» y detalló que para la protección del 30% del océano para 2030 se necesitan unos 20.000 millones de dólares al año.




