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En la actualidad, hay, al menos, 86 demandas climáticas activas contra las corporaciones productoras de petróleo, gas y carbón más grandes del mundo, entre ellas BP, Chevron, Eni, ExxonMobil, Shell y TotalEnergies. Dos de cada cinco de estas denuncias incluyen reclamaciones de compensación por daños relacionados con el cambio climático.
Las cifras, que se muestran en el informe Big Oil in Court – The latest trends in climate litigation against fossil fuel companies –elaborado por Oil Change International y Zero Carbon Analytics–, supone que la cantidad de casos contra estas empresas casi se ha triplicado desde que se alcanzó el Acuerdo de París en 2015.
El informe, aseguran sus autores, “revela la intensificación de la presión legal sobre las corporaciones de combustibles fósiles, responsables del 69% de las emisiones de dióxido de carbono causadas por el ser humano, el principal impulsor de la crisis climática”. Se trata, defienden, “del primer análisis en profundidad de la creciente ola de litigios climáticos dirigidos a los gigantes de los combustibles fósiles”.
Para David Tong, director de campañas de la industria en Oil Change International, “el creciente número de demandas contra las corporaciones de combustibles demuestra que su papel histórico y continuo en impulsar y beneficiarse del cambio climático les está pasando factura. Ninguna gran empresa de petróleo y gas se compromete a hacer lo mínimo para evitar el caos climático, por lo que las comunidades las están llevando a los tribunales. La ola de demandas contra las grandes petroleras podría tener graves repercusiones en sus resultados, desincentivar la inversión en infraestructura de combustibles fósiles, reducir el valor corporativo y cuestionar su licencia social para seguir perjudicando a las comunidades de todo el mundo”.
Indemnización por daños climáticos
El informe muestra que las demandas de indemnización por daños climáticos constituyen la mayor parte de las querellas (el 38%). En opinión de los investigadores, estos casos aumentan los riesgos financieros y de responsabilidad que enfrentan estas corporaciones y sus inversores, ya que los científicos son cada vez más capaces de conectar eventos climáticos extremos específicos con las emisiones de combustibles fósiles que los provocaron.
“Se estima que ExxonMobil, Shell y BP son responsables de costos relacionados con el clima de al menos 1 billón de dólares cada uno, un valor similar a sus ganancias en las últimas tres décadas”, resaltan.
En el estudio reflejan el ejemplo de una demanda presentada contra RWE (un productor de electricidad alemán) por el agricultor peruano Saúl Luciano Lliuya. Éste afirma que las emisiones de gases de efecto invernadero de la empresa contribuyen al derretimiento de un glaciar cerca de su casa, lo que amenaza a 50.000 residentes con inundaciones. Argumenta que RWE debería reembolsarle parcialmente a él y a las autoridades locales los costos de las defensas contra inundaciones. El caso, que se presentó en 2015, está en curso.
Publicidad engañosa
Las empresas de petróleo y gas también están bajo una creciente presión por hacer afirmaciones falsas sobre el clima y el medio ambiente, añaden en el informe.
Los casos que versan sobre la publicidad engañosa representan el 16% de las demandas climáticas y “son una táctica legal ganadora, ya que casi todas las quejas concluidas resultan en decisiones en contra de las corporaciones o en la retirada de los anuncios”, destacan los autores.
Recientemente, ClientEarth impugnó con éxito los anuncios de BP en el Reino Unido por exagerar sus inversiones en energía renovable, lo que llevó a BP a retirar los anuncios.
Reducción de emisiones
El último gran grupo de demandas climáticas lo componen aquellas que tienen que ver con la reducción de emisiones (12%). Los investigadores explican que estos casos se presentan contra las empresas de combustibles fósiles por no haber establecido e implementado reducciones de emisiones alineadas con el Acuerdo de París.
En 2021, una sentencia histórica de un tribunal holandés ordenó a Shell reducir sus emisiones en un 45% para 2030, “sentando un precedente al ser el primer mandato legal para que una importante empresa de combustibles fósiles reduzca las emisiones. Shell ha apelado y se espera que la decisión se tome en otoño de 2024”, indican en el estudio.
El planeta agoniza, pero todavía hay tiempo
Otro estudio, coescrito por más de 60 científicos naturales y sociales de la Comisión de la Tierra (una comisión científica internacional organizada por Future Earth y la piedra angular científica de la Global Commons Alliance), y publicado en The Lancet Planetary Health, revela que “el planeta sólo podrá seguir ofreciendo un nivel de vida básico para todos en el futuro si los sistemas económicos y las tecnologías se transforman drásticamente y los recursos críticos se utilizan, gestionan y comparten de manera más justa”.
No obstante, los autores afirman que “todavía es posible que todos los seres humanos escapen de la pobreza y estén a salvo de los daños causados por el cambio del sistema terrestre, pero la capacidad del planeta para proveer y proteger está llegando a sus límites”.
Los científicos han identificado lo que denominan ‘Espacio Seguro y Justo’, “el único espacio rico en oportunidades”, pero las proyecciones futuras hasta 2050 “muestran que este Espacio se reducirá con el tiempo, impulsado por la desigualdad, a menos que se produzcan transformaciones urgentes”.
En el informe se asevera que la única manera de proveer para todos, y garantizar que las sociedades, las empresas y las economías prosperen sin desestabilizar el planeta, es reducir las desigualdades en la forma en que se accede y se utilizan los recursos críticos del sistema terrestre, como el agua dulce y los nutrientes, junto con la transformación económica y tecnológica.
Las ciudades y las empresas, subrayan, “pueden desempeñar un papel crucial y convertirse en los administradores de nuestros sistemas terrestres críticos”.
GOLIATH
Un thriller de Frédéric Tellier basado en una protesta real contra negligencias de una multinacional.
Los casos de cáncer y malformaciones se están disparando entre los agricultores franceses. France se convierte en activista después de que su marido haya desarrollado un cáncer. Mientras las corporaciones falsean todos los informes, Patrick Fameau empezará una batalla judicial para representar a las víctimas y acabar con las falsedades de los fabricantes.
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