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Sus aguas cristalinas se han vuelto turbias. Sus campos parcialmente inundados están ahora cubiertos de barro. Las decenas de especies de aves que se refugian en ella para pasar el invierno observan sorprendidas los coches destrozados y los residuos arrastrados desde el interior del territorio. Mientras, la Guardia Civil, los bomberos y la Unidad Militar de Emergencias (UME) siguen peinando la zona en busca de cuerpos. Es pronto para hablar de la factura ecológica de la DANA que desbordó Valencia hace ahora dos semanas, pero las consecuencias en el Parque Natural de la Albufera, el gran colector de la riada, también son graves.
La albufera valenciana es un tipo de laguna costera de agua salobre, separada del mar Mediterráneo por una estrecha franja de dunas y pinares escasos. Los aportes de agua dulce llegan desde el interior, pero no a través de ríos permanentes, sino de ramblas y barrancos que solo se llenan cuando llueve. Entre ellos, el más importante es la rambla del Poyo (que ocupa el 40% de la cuenca de la albufera), un barranco que el pasado 29 de octubre vio aumentar su caudal hasta los 2.282 metros cúbicos por segundo. Y este es el último dato oficial antes de que se estropeasen los medidores: las estimaciones de la Confederación Hidrográfica del Júcar apuntan a que se pudieron alcanzar los 3.500 metros cúbicos por segundo, más que el caudal medio del Nilo.
Un humedal desbordado
El parque de la albufera ocupa unas 21.000 hectáreas en la plana costera de Valencia. Más de la mitad está ocupada por campos de arroz, que se riegan a través de un sistema de acequias que se remonta a la época musulmana. La laguna en sí, de unas 2.500 hectáreas y una profundidad media de apenas un metro, se conecta con el mar a través de tres canales de desagüe o golas. Todo ello conforma uno de los humedales más destacados de la península Ibérica y, como tal, está incluido en el listado RAMSAR de humedales de importancia internacional y en la Red Natura 2000, además de ser Parque Natural.
La albufera es hogar del tímido avetoro y de otras 35 especies que nidifican en su entorno, como el somormujo, el carricerín real, la buscarla unicolor, el bigotudo y varias especies de garzas, de las que se pueden llegar a congregar más de 6.000 parejas. También sirve de refugio de invierno para decenas de miles de anátidas, como el pato colorado, el ánade azulón o los porrones europeos. Y en sus aguas viven multitud de especies de crustáceos y peces característicos del entorno Mediterráneo. Muchas de ellas, como la propia albufera, están en una situación vulnerable.
Y es que cuando pase el tiempo y empecemos a digerir la tragedia, cuando el barro, los coches y la basura hayan desaparecido de la albufera, cuando las ramblas vuelvan a estar secas, la albufera seguirá estando en una situación delicada. Al igual que las especies que la habitan, seguirá soportando las presiones humanas (el urbanismo, la agricultura y la contaminación industrial) y los arrebatos de un clima que seguimos alterando sin freno, por duras que sean las consecuencias.
Que impresionante: la Rambla del Poyo pudo llegar a alcanzar durante la riada los 3.500 metros cúbicos por segundo, más que el caudal medio del Nilo.
Ni me lo puedo imaginar.
Después de que todo se normalice, no se si volveremos a tropezar en la misma piedra o habremos aprendido algo de esta tragedia.
Más desastres, esta vez las víctimas son las especies marinas.
Vertido de 600 toneladas de parafina en el Estrecho de Gibraltar.
Este vertido puede estar dañando a cientos de especies marinas que frecuentan esta zona del Estrecho de Gibraltar y el Mar de Alborán.
Al parecer, el barco cisterna ‘Southern Puma’ y el granelero ‘Louisa Bolten’ han chocado a unas 20 millas de Punta Europa y a 15 millas de Ceuta, derramando al Estrecho de Gibraltar 600 toneladas de parafina.
El buque cisterna ‘Southern Puma’, cargado con “parafina” que tenía previsto descargar en el muelle de las instalaciones de la refinería de CEPSA en San Roque (Cádiz), pero ahora parte de ella está en el Estrecho de Gibraltar.
Ahora se encuentran los buques de salvamento Marítimo Salvamar Atria, Luz de Mar y Salvamar Denebola custodiando al granelero ‘Louisa Bolten’ a 20 millas de Ceuta, sin saber qué ha ocurrido.
Para Verdemar-Ecologistas en acción no es válida la interpretación del Capitán Marítimo, que afirma que las 600 toneladas se van a evaporar en el Estrecho de Gibraltar sin ninguna incidencia en el medio.
Pedimos que se valore el impacto ambiental que se ha producido en el Estrecho de Gibraltar desde las 4.30h cuando chocan estos buques y se produce el vertido.
Las parafinas dañan el medio ambiente se extraen del petróleo crudo destilado, este vertido puede estar dañando a cientos de especies marinas que frecuentan esta zona del Estrecho de Gibraltar y el Mar de Alborán