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Molestar a un avetoro es increíblemente fácil. No es que sea un quisquilloso ni un ofendidito, sino más bien un ser esquivo, tímido, poco amigo de socializar. Lo suyo es pasarse el día entre las cañas altas de los carrizales, caminando con pausa y sigilo, en busca de algo que echarse al buche. Cuando un extraño lo disturba, se funde con su entorno: estira el cuello, apunta con el pico hacia arriba y se queda inmóvil. Entonces saca todo el partido a su plumaje críptico, pardo y amarillento con rayas más oscuras, y se transforma en una caña más. Imposible distinguirlo en el carrizal.
Esta conducta huidiza, unida a que no suele levantar el vuelo y a que no le gusta abandonar la protección de los humedales, hace que el avetoro común sea una de las aves más difíciles de observar de la fauna ibérica. Y hace, también que, como tantas otras especies poco glamurosas, esté desapareciendo del planeta en el anonimato, lejos de los focos de la popularidad. No todo el mundo tiene el carisma de un oso polar o el pelaje brillante de una nutria, pero los solitarios, los tímidos y los introvertidos también sufren la crisis de biodiversidad.
Un último mugido por los humedales
El avetoro común es una especie de garza de complexión robusta, característica de las marismas y de los humedales de la península Ibérica y de otras partes del mundo. Tiene más de un metro de envergadura, el cuello ancho y llega a pesar dos kilos. Aunque no le gusta volar y prefiere refugiarse en su mimetismo, puede completar perfectamente vuelos de varios kilómetros. Sobre todo, en temporada de cría, donde se sacude un poco la timidez. Pero, si hay algo por lo que es fácil distinguir a esta ave, es por su canto durante la época reproductiva, un mugido sordo y profundo con el que hace vibrar todo su cuerpo.
Esta llamada inconfundible brota del interior de los humedales y puede escucharse a más de cinco kilómetros de distancia. Como si fuese una bocina de un barco perdido entre los cañaverales, el avetoro parece querer decir, aunque solo sea por un instante, “eh, que sigo aquí, miradme, aunque no me guste mucho”. Sus números en la península no han dejado de descender en el último siglo y hoy apenas nidifica en un puñado de humedales. Sus últimos grandes refugios son Doñana y el valle medio del Ebro, y su futuro está unido al de esas zonas a medio camino entre la tierra y el agua, al futuro de los esteros, las marismas y los pantanos.
El avetoro común no tiene una piel codiciada ni sirve como trofeo de caza en los grandes salones. Su mayor amenaza es la indiferencia. La desecación de los humedales, la mala gestión del agua y los usos agrícolas del territorio, sin tener en cuenta a quienes llevan miles de años refugiándose entre su vegetación, están acabando con ellos. La especie aparece catalogada como en peligro crítico en el Libro Rojo de las aves de España 2021 y como en peligro de extinción en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.
Por eso, con el objetivo de sacarlo de las sombras del anonimato y frenar su declive, SEO/Birdlife ha elegido al avetoro común como ave del año.
lo publicaba recientemente la revista Science: los seres humanos hemos acabado con 600 especies de aves. Y con ellas, como destaca este potente estudio, se ha ido también el papel que cumplían dentro de los ecosistemas.
Un nuevo estudio calcula que la humanidad podría acabar con otras 1.300 especies en 200 años y afectar en su papel vital en los ecosistemas.
Papeles clave como la polinización y la dispersión de semillas, el control de plagas o la retirada de la carroña desaparecen cuando se extinguen las aves.
Si no lo frenamos a tiempo, la situación irá a peor y, sinceramente, no es algo que podamos permitirnos.
Para frenar este proceso de extinción tenemos que proteger a cada especie, tenemos que luchar contra cada amenaza desde cada rincón donde se produzca. Desde tu ciudad, desde tu barrio, tu pueblo, tu montaña, parque o espacio natural favorito: eres imprescindible para defender la biodiversidad que nos queda.
-Seo/BirdLife-
Las aves son indicadores del estado de la naturaleza: están presentes en casi todas partes, su comportamiento y ecología suelen reflejar los de otros grupos de especies, están muy bien estudiadas y son sensibles a los cambios ambientales.
La última actualización de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN revela un declive muy preocupante de las poblaciones de aves limícolas migratorias en todo el mundo, con 16 especies reclasificadas a categorías de mayor amenaza.
Las zonas costeras donde viven muchas de estas aves también sirven de sustento a millones de personas, ya que les proporcionan alimentos, puestos de trabajo y protección contra las tormentas. Por tanto, proteger a las limícolas es esencial no sólo para ellas, sino también para las comunidades costeras que dependen de estos hábitats.
“La COP16 debe ser el catalizador para que los gobiernos respalden los compromisos adquiridos hace dos años con medidas significativas para invertir el catastrófico declive de las poblaciones de especies. Esto significa más acción para reforzar los esfuerzos de recuperación de especies amenazadas, más acción para proteger y restaurar más tierra, agua dulce y mar, y más acción para transformar nuestros sistemas alimentarios, energéticos e industriales, respaldada por la financiación necesaria. El declive de las aves migratorias, que conectan a personas de distintos países y continentes, es un poderoso símbolo de cómo estamos fracasando en la actualidad».
“Aunque muchas de estas aves costeras siguen siendo numerosas y es frecuente encontrarlas a lo largo de sus rutas migratorias, nuevos análisis de datos procedentes de programas de seguimiento a largo plazo revelan que las poblaciones mundiales de algunas especies han disminuido en más de un tercio en las últimas décadas. En algunos casos, el ritmo de declive se está acelerando, lo que subraya la urgente necesidad de investigar para diagnosticar las causas y coordinar las medidas de conservación para abordarlas”
“El peligroso declive de las aves migratorias es señal de que la integridad de las rutas migratorias se está deteriorando. Perder la red de hábitats de los que dependen las aves migratorias para descansar y alimentarse durante sus largos viajes podría tener graves consecuencias para los millones de personas que dependen de estos lugares, así como para las aves»
Las aves son importantes indicadores del estado de la naturaleza: están presentes en casi todas partes, su comportamiento y ecología suelen reflejar los de otros grupos de especies, están muy bien estudiadas y son sensibles a los cambios ambientales. Con una de cada ocho especies de aves en peligro de extinción y el 60% de las especies de aves en declive en todo el mundo, la disminución de las poblaciones de aves es señal de ecosistemas en crisis. Muchas aves migratorias siguen rutas específicas denominadas corredores migratorios, deteniéndose en diversos lugares a lo largo del camino para descansar y alimentarse. Esto las hace especialmente vulnerables a amenazas como la pérdida de hábitats y el cambio climático.
A nivel Estatal, SEO/BirdLife en el año 2021 publicó el Libro Rojo de las Aves de España, evaluó el estado de conservación de 359 especies de la avifauna española, constatando que más del 50 % de las especies de aves evaluadas presentaban problemas de conservación, y que 90 de ellas se encuentran dentro de las categorías de amenaza establecidas por la UICN.