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El Observatorio de Salud y Cambio Climático ya es una realidad. Tras meses de reuniones y trabajo desde su aprobación en el Consejo de Ministros en julio de 2023, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, la ministra de Sanidad, Mónica García, y la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, lo han presentado este jueves en la sede del Instituto de Salud Carlos III de Madrid.
Tres ministerios coordinados con una idea transversal: la crisis climática es una crisis de salud pública. Transversal será también el trabajo “en equipo”, ha subrayado Ribera. No cuentan con sede ni partida presupuestaria; de momento, cada ministerio dedicará recursos para coordinar grupos de trabajo con el objetivo de concienciar a la ciudadanía de los peligros del calentamiento global.
Las tres portavoces han hablado con ganas, optimismo y deseando «una larga vida» a un organismo crucial en el contexto climático (y complejo) en el que nos encontramos. Sobre todo, para las personas más vulnerables. «El cambio climático no afecta a todas las personas ni a todos los territorios por igual«, ha recordado Morant.
Además de en la desigualdad social, la ministra de Sanidad, Mónica García, también ha puesto énfasis en lo que nos depara un posible futuro: «En los próximos años, podríamos ver cómo enfermedades como el dengue, propio de lugares más cálidos, puede llegar a suponer un problema de salud pública aquí».
Lo que sí ha supuesto ya un problema en España han sido los fenómenos meteorológicos extremos, como las olas de calor, «con una capacidad de atribución de fallecimientos prematuro muy significativa«, ha dicho Ribera. «A esos se suman otros episodios enormemente peligrosos también. Puede ocurrir que haya temperaturas extremas en la otra dirección y que tenga una incidencia directa en la salud mental de las personas, de los más jóvenes», quienes pueden sufrir «una afección directa a la integridad física como consecuencia de estos episodios extremos».
Según las cifras que ha mencionado García, en 2023, hubo unas 3.000 muertes atribuibles al calor y, de acuerdo con los estudios del Instituto de Salud Carlos III, se producirán una media de 1.400 a 1.500 al año hasta el 2050.
Para impedirlo, las tareas fundamentales del Observatorio serán actualizar la información sobre los riesgos sobre la salud asociados al cambio climático; promover una cultura de autoprotección en la sociedad, especialmente en los grupos más vulnerables; y crear un sistema integrado de avisos y alertas por amenazas climáticas para saber actuar a tiempo. Actualmente, por ejemplo, trabajan para actualizar el plan de prevención ante temperaturas extremas.
«Una alerta mal dada, una falta de información sobre cómo se debe reaccionar ante una alerta, puede suponer un riesgo y, en los casos más extremos, la pérdida de vidas humanas«, ha defendido Ribera.
En esta línea, el Observatorio desarrollará grupos de trabajo aún por configurar con profesionales pertenecientes a diferentes disciplinas. Los representantes que lo compondrán serán, entre otros, de la Agencia Estatal de Meteorología, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición y el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), y la Oficina Española de Cambio Climático.
Esta iniciativa se mencionó por primera vez en 2019, de la mano de Unidas Podemos, y cogió forma durante la anterior legislatura. Finalmente, el Gobierno dio luz verde al organismo en el verano pasado, en una temporada donde fueron evidentes los efectos de las muy altas temperaturas.
El PVC es el tipo de plástico (con código 3) con más sustancias cancerígenas y aditivos tóxicos. Representa por sí solo el 73% de la producción mundial de aditivos, de los que una cuarta parte son sustancias preocupantes que pueden migrar o escaparse de los productos.
A pesar de su toxicidad, el PVC se emplea en juguetes, envases alimentarios y tuberías de agua, además de otros productos habituales.
Que no te engañen, no existe el PVC «verde» ni «sostenible». Al contrario, este plástico provoca importantes problemas en la salud y en la naturaleza. Además, es muy difícil de reciclar y si se incinera, emite tóxicos como las dioxinas.
Te invitamos a firmar y compartir la petición para #ProhibirElPV. Puedes ampliar información en este enlace.
https://action.wemove.eu/sign/202310-act_now_to_ban_pvc-ES?akid=s40589..LV-ZF7
Si el amor está en el aire, en Madrid es tóxico. (Ecologistas en Acción)
Denuncian el conformismo del Ayuntamiento, que centra su atención en decir que el aire de Madrid es limpio en lugar de esforzarse por limpiarlo todo lo posible.
El alcalde de Madrid y su delegado de Medio Ambiente han dejado claro en repetidas ocasiones que “no pondrán en marcha ninguna medida más de restricción del tráfico” puesto que ya cumplen la ley en materia de calidad del aire. Pero esta afirmación es falsa: es cierto que en los dos últimos años se han registrado niveles de dióxido de nitrógeno por debajo de los límites legales, pero en cuanto a otro contaminante, el ozono troposférico, se rebasan habitualmente los valores objetivo y la situación empeora de forma creciente en los últimos años.
Además, a pesar de estas leves mejoras en la contaminación por dióxido de nitrógeno, los estudios científicos concluyen que en Madrid fallecen cada año unas 3.000 personas a causa de la contaminación atmosférica.