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Coquetear con el negacionismo climático y la extrema derecha es una línea roja de cara a las elecciones al Parlamento Europeo del mes que viene. Así se lo han hecho saber este martes miembros de PSOE, Sumar, Podemos y Ciudadanos a la representante del PP durante un debate en clave verde celebrado en Madrid por la Fundación Conama y la organización Talento para la Sostenibilidad.
El encuentro tuvo siempre la misma tónica. De un lado, la candidata popular, la eurodiputada y exministra Pilar del Castillo, y sus constantes aclaraciones sobre la supuesta defensa de su partido del Pacto Verde Europeo. Del otro, los candidatos del resto de formaciones con férreas críticas a una postura del PP que, entienden, amenaza la continuidad de una hoja de ruta “clave” para el futuro del continente.
Junto a Del Castillo, estuvieron César Luena, candidato del PSOE; Florent Marcellesi (Sumar); Mariana Boadella (Ciudadanos), y Adrián García (Podemos). El debate comenzó y terminó con estos cuatro candidatos –con sus tonos y matices– señalando a Del Castillo el brusco giro del Partido Popular Europeo en materia de sostenibilidad.
Los conservadores, coincidieron estos cuatro ponentes, pasaron de darle forma y apoyar al Pacto Verde con Ursula Von der Leyen (presidenta de la CE) a la cabeza a cuestionarlo y pedir una moratoria en línea con la retórica de la ultraderecha.
“El Pacto Verde está bajo amenaza. En su versión soft, en la pausa reglamentaria de dos años que pide el PP. Y en su versión dura, en la decisión de Vox y sus socios de cargárselo directamente. Lo que es evidente es que hay una alianza de facto entre la derecha y ultraderecha para terminar con el Pacto Verde”, resumió Marcellesi, eurodiputado de EQUO, hoy con el logo de Sumar.
Luena, legislador del Grupo Socialistas & Demócratas, con mucho poder en lo que respecta a la agenda verde (ha sido uno de los promotores de la Ley de Restauración de la Naturaleza), agregó que los conservadores con su “nueva moda retardista” no comprenden que, “sin una economía sostenible, no hay una economía competitiva”, y que la descarbonización y la recuperación de los ecosistemas son “dos pilares” de la próxima legislatura.
Del Castillo, a la defensiva desde su primera intervención, respondió que era “evidente” que tanto el PP como el PPE, mayoritario en la Eurocámara, están a favor del Pacto Verde y que el cuestionado voto negativo a la Ley de Restauración de la Naturaleza se debió, entre otras cosas, a las “abrumadoras obligaciones” que se les exigía en esta transición a los agricultores.
“El Pacto Verde es en sí mismo una estrategia de crecimiento con criterios de sostenibilidad y descarbonización que corresponde a una oleada mundial. Estamos ante una dimensión geopolítica que Europa debe tener en cuenta para no perder el tren. Ahora bien, las prioridades del PPE pasan por la estabilidad regulatoria y por un tiempo razonable para implementar las medidas. No necesitamos medidas adicionales al pacto verde, ni crear nuevas regulaciones”, aclaró.
Boadella, número tres en la lista de Ciudadanos y veterinaria de profesión, dijo que era cuanto menos “curioso” que el PP diga que está a favor de las políticas verde de la UE cuando otros dirigentes del partido dicen abiertamente que están en contra, “no sé si para contentar a los agricultores o a su nuevo socio, Vox”.
Del Castillo recogió el guante y pidió el nombre y la grabación de esa supuesta afirmación. Boadella y Marcellesi respondieron a la vez: “Fue Esther Herranz –candidata y actual directora general en el Gobierno de La Rioja– en un debate sobre la PAC que ambos estuvimos presentes. Dijo que el PP llama a una pausa reglamentaria de dos años del Pacto Verde”.
García, el candidato testimonial de Podemos (figura en el puesto 50 de la lista que encabeza Irene Montero), también arremetió contra el PP y su alianza contra la ultraderecha, pero centró discurso en la necesidad de políticas climáticas “más ambiciosas” para relanzar un Pacto Verde que “no está funcionando”.
“Estamos proponiendo medidas y reducciones de emisiones para dentro de tres décadas cuando el problema, la crisis climática, ya nos está afectando. Antes de hablar del futuro tenemos que hacer un diagnóstico de lo que está fallando. Y lo que falla es que estamos aplicando medidas tibias. Necesitamos avanzar en una transformación estructural y sistémica de nuestro modelo”, argumentó.
El candidato morado cuestionó al PP y a Ciudadanos por su retardismo (según un estudio elaborado por BirdLife Europe y Climate Action Network Europe, este último partido ha rechazado muchas normativas de la agenda verde), al PSOE por su “ecologismo corporativo”, y a Sumar por su “poca coherencia”, en alusión a su “prédica ecologista” y a la aprobación en el Consejo de Ministros de la ampliación del puerto de Valencia.
Luena negó que el Pacto Verde sea poco ambicioso (“nos enfrentamos a la paradoja de defender lo que no tiene ambición porque del otro lado está la ultraderecha”, criticó también el candidato de Sumar), aunque reconoció que el nuevo ciclo político necesita “financiación propia” –no sólo la extensión de los fondos Next Generation–; que el Banco Europeo de Inversiones (BEI), dirigido ahora por Nadia Calviño, se transforme en un “banco climático”; y más leyes de economía circular, de adaptación y de salud de los suelos. “No sé si el PP va a seguir apoyando el Pacto Verde. Su campaña es muy ambigua. De parte nuestra, la defensa será total”, remarcó.
El debate concluyó con otro cruce entre Del Castillo y los candidatos progresistas. La representante del PP advirtió que “la política de muros y los cordones sanitarios son antieuropeos”.
“Con la extrema derecha no, por favor, Pilar. Necesitamos un cordón sanitario para la ultraderecha”, interrumpió Luena. Y siguió Marcellesi: “El negacionismo climático mata y enferma. Espero que el PP ponga un cordón sanitario a este negacionismo climático. Nos jugamos la salud del planeta y de las personas. Y con eso no se juega”.
DISCIPULA DE LA TAHTCHER Y POR SI FUERA POCO SIMPATIZANTE NAZI. ¿Qué más extrema derecha que la presidenta de la UE?
Así es la presidenta de la Unión Europea del capital. El capital sabe escoger muy bien a sus sirvientes.
Con una jefa así, difícil lo tienen quienes defienden el bien común en los pueblos de Europa. Quienes sí tienen todas las de ganar son sus afines: la ultraderecha europea.
Ursula von der Layer «de casta le viene al galgo».
Su abuelo, Karl Albrecht, fue un ferviente seguidor del Régimen nazi, en el que desempeñó altos e importantes cargos administrativos durante el gobierno de Hitler, en el curso de la II Guerra Mundial. La posterior evolución política de Ursula von der Layer no encierra, pues, ninguna sorpresa.
En 2005, se convirtió en Ministra de Familia, Tercera Edad, Mujeres y Juventud, su gestión estuvo marcada igualmente por su polémica propuesta de aplicar la censura en Internet, que fue ampliamente criticada y derrotada.
En 2013, asumió el cargo de Ministra de Defensa, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar esta posición en Alemania. Su mandato estuvo plagado de escándalos de corrupción y de pésima gestión. Uno de los casos más notorios durante su mandato fue el de los contratos militares otorgados a determinadas consultoras. Una legión de críticos de los medios de comunicación argumentaron que su gestión estaba más interesada en beneficiar a sus allegados que en fortalecer las capacidades militares de Alemania.
En julio de 2019, Úrsula fue nominada como Presidenta de la Comisión Europea, en un movimiento estratégico fulminante, abiertamente impulsado por Angela Merkel.
La gestión de la pandemia de COVID-19 por parte de von der Leyen ha sido uno de los episodios más escandalosos de su carrera. La negociación de contratos con Pfizer, donde se acordaron 1.800 millones de dosis de vacunas, fue llevada a cabo rodeado de un hermético secreto. La negociación opaca con Pfizer, donde su esposo Heiko von der Leyen desempeñó un papel clave, levantó airadas protestas por los conflictos de intereses suscitados y corrupción que envolvió el asunto. La «casual» coincidencia del ascenso de Heiko en la industria farmacéutica con los contratos multimillonarios de vacunas negociados por su esposa, levantó clarísimas sospechas de nepotismo y corrupción. La ausencia de transparencia en estos contratos, que involucraban miles de millones de dólares, suscitó críticas tanto de ciudadanos como de funcionarios europeos.
Ursula von der Leyen fue acusada de borrar comunicaciones esenciales con ejecutivos de Pfizer, lo que impidió la investigación sobre posibles irregularidades en los acuerdos alcanzados. Este acto fue comparado con técnicas de ocultación al estilo “Harry Potter”, dejando una oscura sombra de duda sobre la integridad de su más que cuestionable gestión.
En definitiva, como ella misma se ha encargado de dejar patente a través de cada hito en su bochornoso historial, a Úrsula van der Layer se la puede considerar como la viva encarnación de una política destinada a servir a los intereses del capital y de las élites económicas. Sus decisiones reflejan un patrón que claramente lo hace coincidir con el conglomerado de intereses económicos de las grandes Corporaciones empresariales.
(Canarias Semanal)