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El abuelo se llama Joan Vidal. También el padre. Y el hijo. Los tres con el mismo nombre, los tres con el mismo oficio, el campo. Dicen:
–¿Cómo es ahora? Ahora, ahora no se canta. Ahora se reniega más que lo que se canta, me parece.
–Bueno, eso tú, ahora hemos cambiado los cantos por el bluetooth. Y puedes escuchar lo que quieras.
–Pero ahora no cantáis. Ahora sólo suena potom, potom, potom dentro del tractor. Pero esto no es cantar, cojones.
Antes de eso, el público se habrá sentado en círculo, como si fuera a escuchar una historia en torno a un fuego, como si estuvieran convocados a una asamblea ciudadana. El espacio estará a oscuras y, en vez de hoguera, habrá un haz de luz, un láser vertical que crepitará y apuntará al centro de ese espacio. Una voz en off impersonal y robótica dirá que ha visto el futuro, verde y renovable, y que sí, que el ser humano ha dado la espalda a la naturaleza, pero ha llegado el momento «de dejar que sea ella la que nos empuje hacia adelante». Es el momento, dirá esa voz, de ser la respuesta del mañana, de cambiar el mundo a través de una energía más limpia y sostenible.
Cuando termine esa publi de empresa del IBEX, el cuerpo de Martina se dibujará en la penumbra y ella sí contará una historia, la de un lugar llamado Sant Martí de Tous lleno de campos de trigo y de voces que irán ocupando el escenario: la voz de Quima, que no querrá ver su memoria sentimental cubierta de placas solares y se preguntará por qué los grupos inversores llenan de placas el campo y no los tejados de Barcelona; la de Joan, que recordará que hubo un tiempo en que segaba a mano, con la hoz —«¿Era como una fiesta? No, no, era trabajo duro»—; la voz, de nuevo, del Vidal más joven, que nos dirá que «esto lo empezó mi abuelo, él lo expandió y yo me lo cargaré todo o lo transformaré», y que todos estamos desconectados de la naturaleza, también los campesinos, y «ya no hacemos comida, hacemos dinero»; la de un ingeniero que contará que la energía es oro y los inversores lo saben bien; la de Carola, una activista que explicará que la energía renovable se inventó para producirla y consumirla en el mismo sitio donde se produce; la de Sergi, que dirá que el 65% de todas las centrales eólicas del Estado español está en manos de cinco empresas, cuatro de ellas del IBEX 35; o la voz de Dani, que señalará al mundo rural como el gran perjudicado de este modelo de transición energética. Y alguien dirá que el capitalismo nos quiere solos, que antes la ropa se lavaba en lavaderos y ahora tenemos todos una lavadora en casa o que antes «tenías que ser un hombre para ir al campo» a tragar polvo y a pasar calor y ahora en los tractores hay aire acondicionado.
Todas esas voces habitarán el cuerpo de tres intérpretes —Ireneu Tranis, Alba Valldaura y Martina Tresserra— tres performers que llevarán a escena esta pieza llamada Solar, de los catalanes Mos Maiorum, una compañía de teatro político y documental formada por Tranis, Valldaura y Claudia Vilà que, desde su nacimiento en 2015, ha firmado montajes como Gentry, en torno a la gentrificación, o Turba, sobre la idea de revolución. Solar se estrenó en diciembre de 2022 en Igualada, ha hecho gira por media Cataluña, fue finalista a mejor autoría revelación en la última edición de los Premios MAX y el próximo 2 de octubre llega por primera vez a Madrid, en castellano, a la sala Nave 73.
Ágora, documento y verbatim
«Esta obra empezó –explica Ireneu Tranis a Climática– porque la actriz protagonista, Martina Tresserra, es amiga nuestra y un día nos contó que querían rodear la masía de su familia con una central de placas fotovoltaicas. Al principio no entendíamos por qué le parecía tan mal, nos parecía bien la transición energética, pero ella estaba muy afectada y nos decía que no era todo tan limpio como parecía. Así que empezamos a investigar, a hacer entrevistas, a ver documentales y leer artículos de investigación y nos dimos cuenta de que había muchos claroscuros en la manera que se está haciendo la transición energética». La compañía decidirá entonces armar una pieza en la que no solo se aborde el asunto de las energías renovables y la transición energética, «también ese modelo de economía en el que estamos y en el que todo sirve para hacer dinero».
Durante un año desarrollarán un proceso de investigación y documentación en Sant Martí de Tous, esa localidad de mil habitantes en la que la familia Tresserra tenía una masía, sujeta a un proyecto de construcción de 168 hectáreas de placas fotovoltaicas en suelo agrario. Y Mos Maiorum llevará a escena una obra de teatro documental, una especie de reportaje escénico que reunirá distintas voces, testimonios y puntos de vista. Unos a favor, otros en contra, algunos en la duda y todos huyendo de esa mirada urbana, tan frecuente, que idealiza el mundo rural y el campo: «Tú le hablas de una granja a alguien de ciudad y se piensa que allí tienen caballitos, gallinas y ovejas, pero hoy las granjas son naves llenas de animales en jaulas con todo industrializado, y queríamos poner el foco ahí –dice Tranis– porque esa transición energética se está haciendo en estos sitios no porque sean los mejores o los más eficientes, sino porque son los más baratos».
La compañía usará el verbatim y todo el texto de Solar será material real proveniente de entrevistas a agricultores, vecinos, activistas y políticos: «Es una técnica que nos caracteriza y lo que hacemos es reproducir esos testimonios en directo. Es decir, no nos los aprendemos, los escuchamos en escena con auriculares y los reproducimos en vivo», explica. Y el escenario se convertirá en ágora pública, en un espacio de debate en el que se darán cita multitud de preguntas: «¿Y si esta transición energética no es sino otro boom especulativo como tantos otros que ha sufrido la sociedad española? ¿Y si en realidad el problema no es qué energías estamos usando sino la manera en que las usamos? ¿Y si antes de cambiar la energía que usamos es más necesario cambiar nuestro modelo de sociedad?», enumera el coautor e intérprete de la pieza, que también reconoce el vínculo de la pieza con las películas As bestas, de Rodrigo Sorogoyen, o Alcarràs, de Carla Simón, cuyo estreno coincidió con el proceso de creación de Solar.
Bajo todas esas dudas y vínculos resonará, además, una vocación clara de recuperar la idea de comunidad, que en escena se verbalizará en forma de canciones antiguas, canciones de segadores y campesinos, esas canciones de trabajo que el abuelo Joan Vidal decía que ya no se escuchaban dentro de los tractores, letras que también cantará el público y que estarán atravesadas por un anhelo «de hacer las cosas juntos no solo como sentimiento, sino como una forma de hacer en colectivo en un plano también económico». Un deseo de comunidad en el presente que renegará también de la ensoñación facilona y constatará, por si a alguien se le había olvidado, que eran las mujeres las que hace años se dejaban las manos en los lavaderos de ropa y a eso, obviamente, «no hace falta ni es deseable volver».
En el horizonte, una generación gloriosa
Tras su paso por Madrid, la compañía seguirá compaginando los bolos de Solar con un nuevo proceso de creación de cara al estreno, la próxima temporada, de su próxima pieza, en la que prescindirán del verbatim y llevarán a escena una ficción histórica con dramaturgia de Joan Yago, fundador y miembro de la compañía La Calórica.
En la obra, que se titulará Nosotros, los sin nombre, hablarán sobre la llamada ‘generación grandiosa’, esa generación de personas que vivieron entre 1900 y 1980: «Y lo queremos hacer a partir de la figura de Juan García Oliver, un anarquista muy importante que fue ministro de Justicia de la República durante la guerra y que ha caído en el olvido». Explica Tranis que se trata de una figura «muy polémica porque él se reivindicaba como uno de los mejores terroristas de la clase obrera, pero a la vez fue ministro y, de alguna forma, participó de ese anarquismo que entró en las instituciones. Es un tío de acción, un hombre que usó las pistolas para defender a la clase trabajadora, pero el movimiento anarquista o libertario tampoco lo reivindicó mucho porque lo consideraron un traidor, a pesar de ser igual o más importante que Federica Montseny o Buenaventura Durruti».
Tranis avanza que la obra hará temporada en la Sala Beckett de Barcelona y señala que la intención de Mos Maiorum es partir de la autobiografía de García Oliver para trascender su figura y poner el foco en aquella generación que vivió la guerra civil y la Primera Guerra Mundial «y hablar de su compromiso con la vida, con la familia o la religión en un contexto histórico que tiene similitudes con el actual, con una extrema derecha muy fuerte o la amenaza de la guerra».