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Abanderada de la lucha climática y artífice de la Agenda Verde en España, la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica Teresa Ribera será finalmente la cabeza de cartel del PSOE para las elecciones europeas del próximo 9 de junio. Así lo ha decidido la Comisión Ejecutiva Federal (CEF) del partido, que ha anunciado su propuesta este miércoles tras semanas de rumores, con la intención de ratificar «su apuesta por liderar la transición energética en Europa».
Ribera llegó al Gobierno en 2018 en el primer equipo que acompañó a Pedro Sánchez en la Moncloa, y junto a él ha permanecido en estos seis años. Licenciada en Derecho, se ganó el reconocimiento de la comunidad internacional al ser una de las artífices al Acuerdo de París de 2015. En 2019, con la organización en tiempo récord de la COP25 en Madrid después de que Chile renunciara a celebrarla, también se ganó una buena imagen de cara al resto de la UE.
Parte de su carrera ha sido como especialista en políticas frente a la crisis climática. Antes de llegar al cargo que ocupa ahora en el ministerio de Transición Ecológica, Ribera ya había sido directora de la Ofician Española de Cambio Climático entre 2004 y 2008 y secretaria de Estado de Cambio Climático entre 2008 y 2011.
Posteriormente, también formó parte de la directiva del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI), un instituto de investigación sobre políticas de desarrollo sostenible con sede en París. Fue, además, miembro del consejo asesor para el clima del Foro Económico Mundial entre 2014 y 2016 y sigue formando parte de organizaciones como la Iniciativa Momentum for Change del Secretariado de Cambio Climático de Naciones Unidas, donde preside la junta asesora.
La CEF asegura que Ribera «cuenta en su haber con varios hitos, como la solución ibérica, la primera ley de Cambio Climático o el liderazgo de la UE para aprobar en la COP28 el acuerdo que pone fin a los combustibles fósiles».
Su triunfo más reconocido es el primero que menciona el órgano del partido: conseguir que la Comisión Europea aprobase la «excepción ibérica», un mecanismo en España y Portugal para limitar o «topar» el precio del gas para producir electricidad y evitar que los máximos alcanzados en los mercados mayoristas se trasladaran al consumidor.
En España, la ministra también es conocida por su férrea defensa del parque Nacional de Doñana frente a las explotaciones agrícolas de la zona por temas de sequía. Y, en el caso de Murcia y el levante español, con los planes de cuenca y el polémico trasvase de agua Tajo-Segura, la postura de Ribera ha sido la de defender unos caudales «ecológicos» que garanticen en todo momento el bienestar de las aguas fluviales en las transferencias hídricas.
Desde el Ministerio para la Transición Ecológica se han impulsado además, durante su legislatura, iniciativas como una estrategia nacional para la protección del lobo o el compromiso de dotar al Mar Menor de personalidad jurídica para su protección ambiental.
Por otro lado, frente a la contaminación urbana, Teresa Ribera ha defendido siempre impulsar las zonas de bajas emisiones (ZBE) para restringir la circulación de los vehículos contaminantes.
Por todas estas decisiones, a lo largo de su mandato ha sido tensa la relación con las empresas fósiles, muy críticas con propuestas como la de reforma del mercado eléctrico y, sobre todo, con el impuesto extraordinario al sector impulsado por el Gobierno de Sánchez.
Asimismo, la vicepresidenta tercera se ha enfrentado a críticas por parte del sector agrario, que defiende que las políticas impulsadas por Ribera están desconectadas con la realidad que se vive en el campo y perjudican a la producción española frente a la extranjera.
En caso de ser elegida como escaño europeo, Ribera llega en un momento de tensión general para Europa, donde los debates sobre la política energética y agraria tendrán un protagonismo importante en la Eurocámara.
«Desde la candidatura, Ribera seguirá frenando las tentaciones retardistas o el rechazo de la agenda verde por parte de la derecha, defendiendo la máxima ambición y la justicia social en las políticas climáticas y desarrollo de energías renovables como motores del éxito de la Unión Europea, así como lo que tiene que regir el nuevo pacto para la competitividad industrial en la Unión», defiende la CEF.
La propuesta pasará a votación este sábado 27 de abril en un Comité Federal, del que saldrá la lista definitiva.