El 16,7% de los cultivos de regadío en Doñana son ilegales. Es el dato que aporta la organización ambiental WWF en su informe El regadío ilegal en Doñana, hoy. La cifra supone que “aproximadamente 35.000 toneladas de fresas y frutos rojos cultivados ilegalmente y regados con agua robada podrían estar saliendo hacia los mercados españoles y europeos ante la inacción de las administraciones”, denuncian.
En general, el estudio –basado en imágenes satelitales, ortofotografías aéreas y comprobaciones sobre el terreno– detecta “las ilegalidades que los empresarios agrícolas están cometiendo en Doñana, usando ilegalmente el suelo y el agua”.
La organización ha denunciado este escenario ante la Junta de Andalucía, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, el MITECO y el SEPRONA, y reclama la clausura inmediata de estos cultivos “ante la situación catastrófica en que se encuentra el acuífero y la biodiversidad” del parque.
WWF cifra en 8.154 hectáreas el total de la superficie regada en el ámbito del Plan de la Fresa, de las que 5,631,1 se ubican dentro de la Demarcación Hidrográfica de Guadalquivir (DHG) y las 2.522,9 restantes en la Demarcación Hidrográfica de los ríos Tinto, Odiel y Piedras (DHTOP).
De ellas, concreta el informe, 1.360,2 son ilegales, es decir, están fuera de los Suelos Agrícolas Regables (SAR). Esta superficie se divide en 878,4 hectáreas de la DHG y 481,7 de la DHTOP. El 80% de la superficie ilegal denunciada corresponde a cultivos ilegales de fresas y frutos rojos.
Además, entre las 1.360,2 hectáreas de regadíos ilegales “se han detectado 294,8 dentro de la denominada zona A, que, según el Plan de Ordenación Territorial del Ámbito de Doñana (POTAD) y el Plan Especial de la Fresa, son zonas de alto valor ambiental, no compatibles con la actividad agrícola”.
A su vez, WWF recuerda que el artículo 55.2 de la normativa del Plan detalla los usos incompatibles dentro de los corredores ecológicos, que son, entre otros, “la urbanización y/o construcción de edificaciones, estructuras o instalaciones de carácter permanente o provisional (microtúneles de plástico, invernaderos cubiertos, cuartos de bombeo, etcétera)”.
En la campaña 2023-2024, destaca, se han identificado 138,9 hectáreas de cultivos en regadío bajo plástico dentro de corredores ecológicos. De ellas, 84,6 se encuentran dentro de zonas SAR, “mientras que 54,3 hectáreas incumplen la normativa tanto por ocupación de corredores ecológicos como por riego no autorizado (fuera de SAR)”.
La organización ecologista también ha encontrado una importante diferencia entre las dotaciones netas de agua establecidas en el Plan de la Fresa y el Plan Hidrológico del Guadalquivir y la realmente utilizada.
En lo respecto a los cultivos de fresas, les corresponden 4.500 m³/ha. Sin embargo, “diversos estudios y datos recogidos en congresos de riego sitúan la práctica habitual de uso de agua en una horquilla entre 5.300 y 7.500 m³/ha”, sostiene el informe.
A otros cultivos de frutos rojos (arándano, frambuesa, mora), “aunque se les asignan dotaciones similares a las fresas (4500 m³/ha), tienen consumos reales mayores al tratarse de cultivos arbustivos, que permanecen en el campo durante los periodos de máxima evapotranspiración. Por este motivo, las necesidades hídricas anuales resultan mayores, estimándose en un rango entre 6.000 y 8.100 m³/ha”.
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GENOCIDIO VERDE
Indígenas de toda África sufren palizas, torturas, violaciones y asesinatos a manos de guardaparques que financian y equipan organizaciones conservacionistas como WWF y African Parks.
Los bakas y otros pueblos indígenas cazadores-recolectores que han vivido en la selva del Congo desde tiempos inmemoriales han visto cómo les robaban gran parte de sus tierras y las convertían en Parques Nacionales y otras Áreas Protegidas.
Los bakas han sido expulsados de su territorio y ahora viven en condiciones terribles, sin tierras y dependiendo de terceros, o convertidos en “atracciones turísticas”.
Se les prohíbe entrar en la selva que una vez llamaron hogar, mientras que las empresas mineras, petroleras y madereras, y los cazadores de trofeos, son considerados “socios” de la conservación de la naturaleza y se les permite seguir con sus negocios.
La conservación NO debería significar destrucción. Hay otra manera: respetar los derechos de los pueblos indígenas es, con diferencia, la forma más eficaz de proteger la biodiversidad.
Ayúdanos a poner fin a estos abusos que equivalen a un genocidio verde, ya que los bakas sencillamente no sobrevivirán si esto continúa: insta a quienes financian y apoyan estos destructivos proyectos de conservación de la naturaleza que dejen de violar los derechos humanos de los bakas.
https://actua.survival.es/page/142939/action/1