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Solo durante la celebración de la pasada COP28 en Dubai, 404 aviones privados realizaron 1.021 vuelos para desplazar a decenas de personalidades del ámbito empresarial y político. Así lo ha contabilizado un estudio publicado en la revista Nature que demuestra que, lejos de ser una excepción, entre 2019 y 2023, el número de jets privados creció un 28% en todo el mundo, lo que provocó un aumento del 46% en las emisiones que causan este tipo de transporte.
Ahora, coincidiendo con la COP29 que se está celebrando estos en Bakú (Azerbaiyán), Ecologistas en Acción ha lanzado una campaña de «desintoxicación» para adictos a estos aviones con el objetivo de «sensibilizar sobre los graves impactos sociales y ambientales del uso abusivo del jet privado por parte de una minoría adinerada».
A través de esta acción, la organización ecologista también pretende desmentir con datos el relato engañoso que trata de hacer creer a la opinión pública que los aviones privados son una herramienta de trabajo: «El 35% de todas las operaciones en jet privado registradas en España en 2023 se concentraron en los meses de junio y agosto, siendo los aeropuertos de Palma de Mallorca, Madrid, Ibiza y Málaga los más frecuentados«, explica Ecologistas en Acción, lo que demuestra que, en un parte importante de los casos, se trata de una herramienta de ocio accesible a una ínfima parte de la población.
Tanto es así que, de acuerdo con los datos del estudio publicado en Nature, solo un 0,003% de la población mundial es usuaria de este tipo de transporte, el cual, añaden, está exento del pago de impuestos por el combustible que utiliza. Pablo Muñoz, coordinador de Movilidad Sostenible en Ecologistas en Acción, denuncia que los jets privados representan la forma de movilidad «más injusta socialmente» pero también la «más dañina para el planeta». Así, según otro estudio realizado por Transport&Environment, los aviones privados emiten diez veces más carbono que los aviones de pasajeros y son, en término medio, 50 veces más contaminantes que los trenes. El año pasado, hasta 79 aeropuertos o aeródromos en España registraron operaciones de aviones privados. Desde ellos se contabilizaron 9.216 conexiones directas con otros aeropuertos de todo el mundo.
Solo durante la fiesta de cumpleaños de Marta Ortega, presidenta no ejecutiva de Inditex, celebrada en noviembre de 2022, los cuatro jets privados que trajeron a los y las invitadas emitieron 145 toneladas de dióxido de carbono, el principal gas responsable del aumento del efecto invernadero. Esto equivale a las emisiones anuales derivadas del transporte de 72 personas en España.
«Mientras la población más adinerada es la que utiliza el jet privado, las consecuencias de la crisis climática la sufre todo el planeta. ¿Por qué seguir permitiendo este tipo de injusticias? Lanzamos esta campaña para sensibilizar y demandar que se deje de usar este medio de transporte tan elitista y perjudicial para el medio ambiente. Debemos avanzar de manera decidida hacia la regulación de este tipo de movilidad con vistas a su desaparición en un futuro próximo», explica Muñoz.
Además de no pagar impuestos por el combustible utilizado (el llamado queroseno), las emisiones generadas por este tipo de aeronaves privadas no se contabilizan en toda la Unión Europea, por lo que no se computan en los objetivos de reducción de emisiones. Asimismo, tampoco forman parte del Sistema de Comercio de Emisiones, el mecanismo creado para que quienes más contaminan paguen por ello. Una herramienta que sí se utiliza en el caso de los aviones comerciales pero no en los jets privados.