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Siendo una niña experimenté las fuertes lluvias y riada que en 1996 asolaron mi pueblo, Tavernes de Valldigna (València). En 2011 trabajaba en Tokio cuando el terremoto, tsunami y accidente nuclear golpearon al país asiático. Durante seis años he recorrido decenas de comunidades japonesas, entrevistando a supervivientes y a líderes que gestionaron la emergencia y posterior reconstrucción para identificar soluciones aplicables en otros lugares del mundo. ¿Qué lecciones de la gestión del desastre en Japón pueden trasladarse a València?
Lección 1. La radio, una aliada en emergencias. En los primeros momentos es clave poner a disposición de la población todos los medios de comunicación, sin desechar los tradicionales. Cuando no hay electricidad ni conexión telefónica, no nos podemos informar a través de internet o la televisión. Pero la radio sí llega a los supervivientes. También a los más mayores. En 2011, muchos supervivientes del tsunami de Japón encontraron consuelo en la radio mientras esperaban aislados la ayuda.
En València, los pasados martes, miércoles y jueves, amigos y familiares afectados estaban angustiados por la falta de información. Las autoridades deben priorizar emitir comunicación oficial por todos los medios, no solo por las redes sociales. Del mismo modo, la ciudadanía debe evitar propagar informaciones no contrastadas que crean alarmas innecesarias en los lugares más afectados.
El tsunami de Japón produjo incendios en varios pueblos y pronto se difundieron rumores falsos en contra de la comunidad china. Algo similar puede observarse estos días en las redes sociales, con rumores que afectan a la comunidad musulmana. Difamar es una penosa característica humana, pero en situaciones extremas puede tener graves consecuencias. Seamos precavidos y recordemos que nuestros vecinos extranjeros también han sufrido el desastre.
Lección 2. La franja de las 72 horas. Pasados tres días decae la probabilidad de rescatar a supervivientes. Las autoridades y cuerpos de seguridad del país deben centrar sus esfuerzos en el rescate y protección de la población, al mismo tiempo que gestionan la disposición de las personas fallecidas a la máxima brevedad. Coordinar y facilitar la entrada de los equipos de rescate, fuerzas del orden y expertos por tierra, aire y mar es la prioridad. Toda ayuda es poca.
Los gobiernos centrales y regionales deberían aceptar y facilitar también toda ayuda exterior internacional experta que de otros países se disponga. Retrasar la entrada de especialistas es lamentar vidas. La solidaridad de la población es inmensa, pero la ayuda experta es vital. En 1985, tras el terremoto de ciudad de México, la lentitud de respuesta interna y descoordinación con la ayuda exterior dificultó sobremanera el rescate de vidas. En 2011, las autoridades japonesas lamentaron la pérdida de miles de personas vulnerables y enfermas que fallecieron a posteriori tras el caos derivado por el accidente nuclear y las dificultades en la evacuación. Las víctimas tras el desastre son víctimas que pueden evitarse.
Lección 3. Orden en el caos. Mientras llega la asistencia experta, la supervivencia y seguridad es vital y esa solo es posible entre los propios vecinos y la ayuda mutua. Ser solidarios, amables y racionar alimentos y enseres priorizando a las personas en situación de mayor vulnerabilidad: bebés, mujeres embarazadas, niños y niñas, adolescentes, enfermos y ancianos. La fuerza y energía de los jóvenes es necesaria y bienvenida como voluntariado, pero hay que evitar entorpecer las tareas de los profesionales, expertos y cuerpos de seguridad.
Los voluntarios son bienvenidos, pero se debe extremar la precaución porque la situación es inestable y respetar las indicaciones de las autoridades, así como ir identificados y protegidos con mascarillas, guantes y ropa adecuada para evitar enfermedades. Puede haber accidentes que causen nuevas víctimas entre los voluntarios, como el acontecido en Chiva la noche del sábado pasado en un garaje. La ayuda de los voluntarios debe organizarse y dosificarse para el medio y largo plazo. Los voluntarios no deben asumir riesgos. Hay tareas como la limpieza de casas o negocios, cuidado de personas o preparación de alimentos que los voluntarios sí pueden asumir aliviando así la carga a las víctimas.
Lección 4. La memoria del desastre. Nuestros abuelos vivieron la riada de València en 1957. Los míos abandonaron la ciudad con tres niños pequeños y mi madre a dos meses de nacer. Nuestros padres siempre nos contaron la tragedia tras la rotura de la presa de Tous en 1982. Mi madre siempre me contó cómo mi abuelo, médico de profesión, entró en barca en la ciudad de Alzira para ofrecer medicinas y asistencia. En 1996 yo misma experimenté una riada. Era una niña cuando mi pueblo quedó anegado y estuvimos aislados varios días, la escuela quedó dañada y muchos negocios se perdieron.
El motivo siempre fue el mismo: la gota fría, las fuertes precipitaciones que desbordan ríos y barrancos, la concentración de población y un urbanismo descontrolado en las áreas costeras. El efecto también el mismo: vidas segadas. Aprendamos del pasado para gestionar mejor el futuro. Contemos la historia de nuestros desastres vividos para prevenirlos. Hay una gran desmemoria en nuestra historia de riadas y fuertes lluvias.
Lección 5. La educación en prevención de riesgos y desastres. Los ciudadanos de a pie no estamos instruidos, ni sabemos responder correctamente a un desastre. Las autoridades también deben de implicarse sin falta. Si enseñamos a los niños desde muy pequeños mecanismos para saber actuar ante fuertes lluvias, incendios o terremotos, se convertirán en adultos capaces de controlar el pánico y actuar de forma ordenada en una emergencia, así como protegerán sus propias vidas y las de otros. Mis hijos de 4 y 8 años aprenden en una aula japonesa a protegerse ante un incendio, cómo evacuar y adónde huir en caso de fuertes lluvias o inundación. Durante el tsunami de 2011, la rápida actuación y evacuación en centros educativos japoneses salvó numerosas vidas de niños y adolescentes, pero también vecinos.
Lección 6. Reforcemos nuestros puntos débiles. Las autoridades e instituciones estatales, regionales y locales deben estar involucradas en la gestión de riesgos. Sabemos todos que volverá a repetirse y serán las nuevas generaciones las damnificadas, nuestros hijos y sus hijos. Que este desastre sea un aprendizaje para hacer cambios reales. En 1961 y tras cientos de fallecidos por tifones, Japón aprobó una ley nacional de prevención de desastres para poner en coordinación y dar competencia a todas las fuerzas e instituciones del estado, las provincias y ayuntamientos locales ante la emergencia, pero también para trabajar y prepararlas ante futuros desastres. La prevención salva vidas y mitiga el impacto.
Lección 7. Las fases del desastre. La población afectada sigue en estado de shock y luchando por sus vidas. No nos olvidemos de ellos cuando pasada la emergencia y establecidas las líneas y servicios mínimos deban empezar a reconstruir sus vidas y a ellos mismos. Durante la reconstrucción, la asistencia económica y psicológica será obligatoria. Pero cuando vuelva la tan deseada normalidad, aprovechemos la fase postdesastre para repensar nuestros territorios a futuro.
Tras el tsunami, Japón creó la Agencia de la Reconstrucción, un organismo nacional que involucraba por igual al Estado, a las autoridades regionales afectadas y que contaba con un comité por cada uno de los pueblos afectados para decidir el futuro de cada localidad. El ingente presupuesto para la ardua tarea salió del bolsillo de cada uno de los japoneses, gravado a los impuestos anuales durante más de una década. Las comunidades japonesas afectadas por el tsunami han logrado reconstruirse tras la devastación y lo han hecho a través de múltiples conversaciones e integrando nuevas estrategias sostenibles. Todas y cada una de las poblaciones afectadas por la DANA de València son sumamente importantes para el tejido industrial, artesanal y empresarial de la Comunitat Valenciana y por ende del país. Son pueblos dinámicos en el cinturón de la tercera ciudad más grande de España, con una cultura e identidad propias, que van a necesitar de todas las partes coordinadas para tejer un nuevo futuro.
Carmen Grau Vila (1984), valenciana experta en gestión de desastres, investigadora en Institute for Sustainable Community and Risk Management de la Universidad de Waseda, Japón. Doctora en Historia Contemporánea por la Universidad Complutense de Madrid con una tesis sobre la resiliencia de las mujeres japonesas en el desastre. Docente en universidades japonesas y en España, colabora en medios y centros de investigación de América Latina y EE.UU. Sus publicaciones han sido premiadas y traducidas a múltiples idiomas.
Solidaridad con las víctimas y denuncia de Intersindical Canaria:
Una catástrofe agravada por la crisis climática. Crítica al modelo de desarrollo y sus consecuencias. Cambio estructural en políticas climáticas y sociales.
«Nos mantenemos firmes en nuestra convicción de que catástrofes meteorológicas como ésta son una advertencia de las consecuencias del cambio climático, exacerbado por políticas que en lugar de apostar por una transición ecológica y sostenible recortan la inversión pública en infraestructura y servicios esenciales.
Este tipo de eventos climáticos evidencian la urgencia de implementar políticas preventivas.
Una transición efectiva hacia la sostenibilidad debe incluir tanto políticas educativas como reformas económicas. Se debe integrar la sostenibilidad y la justicia climática en los programas educativos para que la conciencia ambiental sea una prioridad desde temprana edad.
Intersindical Canaria recalca la vulnerabilidad especial del territorio canario ante los efectos del cambio climático donde las políticas de desarrollismo intensivo y el monocultivo turístico han priorizado la explotación del territorio sobre su sostenibilidad. Nuestro archipiélago sufre un modelo de desarrollismo suicida y depredador, basado en el monocultivo turístico. Se sigue reforzando un modelo económico extractivista, colonial y deshumanizado que somete a los territorios a un sistema de expolio ilimitado en un planeta con recursos limitados…
(Canarias Semanal)
Cada vez hay más gente que asocia la imprevisión y gestión de la Dana con «La doctrina del shock» que tan bien sabe explicar Naomi Klein.