‘Adiós, salvajes’: no hay escapatoria de la manada

Llega a Filmin el premiado documental sobre la familia Payne y su intento de vivir de forma autosuficiente en la naturaleza noruega, un ‘Capitán Fantastic’ de la vida real, que muestra sus limitaciones y su componente de fantasía privilegiada.
‘Adiós, salvajes’: no hay escapatoria de la manada
'Adiós, salvajes'. Foto: Filmin.

Adiós, salvajes (2024), de Silje Evensmo Jacobsen, es un documental que sigue a la familia Payne, formada por Nik, María y su descendencia, Freja, Falk y Ulv, más Ronja, la mayor, hija del primer matrimonio de ella. Se mudan a la naturaleza e intentan vivir de su granja, siendo autosuficientes, causando el mínimo impacto ambiental y educando en su casa a los pequeños. Pero María enferma de cáncer, fallece y ahora Nik debe sobrevivir por una parte criando solo a sus hijos y por otra sin poder mantener la granja, debiendo rendirse ante la civilización.

Si les suena el argumento a Captain Fantastic (2016), de Matt Ross, la ‘dramedia’ protagonizada por Viggo Mortensen, no se extrañen. Es casi igual, solo que la esposa del ficticio Ben Cash de la película se suicida, no muere por cáncer, los niños son seis y además el Nik de la vida real es mucho menos activista y proselitista. Aquí nadie celebra el cumpleaños de Noam Chomsky y comen carne sin ningún drama.  

Eso sí, las dos películas, con casi 10 años de diferencia, se estrenaron en el Festival de Sundance. El documental se acaba de estrenar en Filmin, la otra la podéis ver desde hace tiempo en Netflix. No te digo nada, pero te lo digo todo.

Es interesante porque la de ficción surge, precisamente, de las dudas del director, Matt Ross, sobre la crianza de sus hijos y su deseo de coherencia con sus ideales socialistas y ecologistas, que no ha llevado al extremo de sus personajes o de los Payne. En el caso del documental, la cineasta Jacobsen era lectora habitual del blog de María Payne, en el que esta contaba su vida junto a Nik en la naturaleza… y publicitaba sus labores como fotógrafa.

El primer tercio de Adiós, salvajes (A New Kind of Wilderness en su título internacional, la traducción española es un poco libre, aunque mantiene el puntito de ironía) nos presenta a los Payne a través de la voz y las fotos de María, que dejó abundante material documentando la vida de su familia. Luego descubrimos su fallecimiento, con una elipsis tan evidente como la vida misma cuando los niños son mucho más viejos. Jacobsen sigue el abandono de la granja por etapas, con la confesión de Nik de que su idílico modo de vida solo se sostenía sobre los emolumentos de María como fotógrafa, y que él solo no puede devolver el préstamo, mantener el lugar y criar a los niños.

El golpe de realidad sobre los Payne es tanto más grave en cuanto supone una separación del núcleo de la familia: Ronja, la mayor, se marcha a vivir con su padre, el primer marido de la madre fallecida. Parte de la película consiste en seguirla a ella, ya adolescente, al final del metraje casi ya universitaria, y que analiza la desaparición de su madre o la vida actual de sus hermanos con mayor madurez que los niños.

Jacobsen evita las voces en off o las entrevistas directas, aunque algún momento de Ronja o Nik hablando a cámara cual busto parlante sí que se cuela, pero no deja de hacer un documental un poco efectista, al que incluso recibiendo premios en Sundance o en los Amanda (los ‘Goya noruegos’) se le ha reprochado pasarse de sentimental… y también que alguna escena está demasiado preparada para la cámara. Pero eso, en parte, es no saber cómo funciona un documental: la sinceridad hay que trabajársela.

La mayor parte de lo que nos cuenta, al final, es cómo Nik asume su ‘derrota’ y los niños se adaptan a su nueva vida. Más allá de que la escolarización nórdica ya nos parezca algo hippie como buenos españoles acostumbrados a la hostilidad, precariedad y progresiva privatización de nuestro sistema público de educación, a los pequeños les cuesta adaptarse, sobre todo a Freja, en cuyo caso ser la mayor se demuestra desventaja en tanto ha vivido hasta los 10 años en la granja. 

Adiós, salvajes no se replantea nunca directamente la cuestión de clase evidente que salta a los ojos del espectador neutral, pero la bordea con habilidad. Por un lado, cuando Nik, nacido en Reino Unido, visita a su familia y les plantea sus dificultades. Por otro lado, cuando se mudan a una comunidad de vecinos que sigue pareciendo vivir en la naturaleza a ojos de urbanita mediterráneo pero que para ellos es poco menos que la gran manzana y el padre participa en el sacrificio de una vaca que les dará de comer los siguientes meses. 

Al final, Adiós, salvajes presenta una doble lección, quizás mayor que la de Captain Fantastic. Por una parte, la del utopismo de las escapadas individuales o familiares, que en el fondo no dejan de ser más que fantasías de ricos o burgueses aspiracionales, con un punto neoliberal innegable, el escapismo de la autosuficiencia individual.

Por otra parte, el de las soluciones colectivas. Nik y sus hijos solo empiezan a pasar el duelo inevitable cuando son acogidos por diferentes comunidades, sean los nuevos vecinos, la familia de él o los colegios de los pequeños (o, en el caso de Ronja, su padre y sus amigos del instituto). 

Si el Capitán Fantastic que interpretaba Viggo Mortensen era un hippie descreído, decepcionado con el giro conservador de la sociedad norteamericana y con propuestas inviables de formas tragicómicas, los Payne son unos idealistas sin remedio que aprenden a diluir esa tan ansiada libertad para pasar a depender del apoyo mutuo. La nueva clase de naturaleza salvaje, quizás, sería la de confiar más en la manada, a la que nunca dejaron de estar unidos.

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  1. PRIVATIZAD, MALDITOS, PRIVATIZAD…
    Entidades sindicales, ecologistas y sociales exigen el refuerzo del carácter germánico de las montañas locales
    Las organizaciones sindicales, ecologistas y sociales abajo firmantes acabamos de reunirnos en Compostela, el 27 de enero, para dar respuesta a la ley de montes locales comunales que el Partido Popular pretende aprobar este año.
    Si bien es cierto que a día de hoy no existe ningún borrador de la nueva ley forestal local, también lo es que de la lectura del, ya definitivo, Libro Blanco sobre la reforma de la ordenación de los montes locales de titularidad común de la comunidad autónoma gallega, del que derivará el borrador de la nueva ley forestal local, y de las declaraciones públicas realizadas por responsables de la Consellería de Medio Rural, se puede asegurar que el objetivo fundamental de la nueva ley forestal local es la eliminación del carácter germánico de estas tierras para proceder a su privatización. Es decir, eliminar el carácter indivisible e intransferible de las tierras vecinas.
    Así, en el llamado Libro Blanco para la ordenación de los bosques locales, podemos leer que se va a eliminar la imprescriptibilidad de los bosques locales, no sólo para poder privatizarlos, sino también para legalizar las usurpaciones que diversas empresas han hecho y siguen haciendo de los bosques locales. Además, se puede leer que van a modificar el concepto de residente/comunero dando entrada a personas naturales y jurídicas que, aunque no habiten en el lugar donde se ubica el bosque comunitario, sí tengan alguna relación con éste.
    Las declaraciones públicas de funcionarios del Departamento de Medio Ambiente Rural van aún más lejos en este intento de robar los bosques locales a la comunidad local. Así, afirman que la nueva ley de montes locales entregará estos terrenos a los ayuntamientos, y el propio Ministerio se limitará a declararlos en estado de abandono, como si los montes locales de titularidad común fueran propiedades privadas del Partido Popular. Porque para ellos, un barrio en estado de abandono será aquel que incumpla con cuestiones puramente administrativas o burocráticas como no enviar a tiempo el listado de la comunidad vecinal, la declaratoria de reinversiones obligatorias o retrasar la elección de una junta directiva. Sin ninguna base legal, únicamente por interés político, convierten estos títulos comunitarios en propiedades privadas para alejarlos del barrio comunitario y entregarlos a intereses capitalistas, especulativos y urbanísticos.
    Aunque no lo expliquen con claridad, pues pretenden confundir, el Ministerio de Medio Rural sabe perfectamente que para que la futura ley de bosques locales contemple lo que ya está escrito en el llamado Libro Blanco y dicho en las declaraciones públicas de los responsables de este ministerio, tienen que eliminar el carácter germánico de los bosques locales. Sin esta eliminación no pueden perpetrar el robo de estas tierras comunitarias….

  2. 40 organizaciones europeas exigen que se regulen los riesgos reales para el medio ambiente y los derechos humanos en el reglamento contra la deforestación.
    Bajo el EUDR, la Comisión Europea clasificará a los países como riesgo bajo, estándar o alto en función de la probabilidad de que su madera, aceite de palma, soja, cuero u otros productos básicos estén relacionados con la deforestación.
    A las organizaciones firmantes les preocupa que la Comisión haya reiterado en varias ocasiones que la mayoría de los países serían calificados como de bajo riesgo y que algunos representantes hayan sugerido que sólo los países sometidos a algún tipo de sanción de la ONU serían etiquetados como orígenes de «alto riesgo» para los productos regulados por este reglamento. Esto no solo pone en entredicho la objetividad del proceso, sino que reduce los controles y deja vía libre a la comercialización de productos vinculados a la deforestación y a graves vulneraciones de derechos humanos.
    Por ello, las organizaciones de la Alianza Cero Deforestación, y otras a nivel europeo, han enviado una carta a la Comisión Europea para que:
    Se consideren las violaciones de los derechos humanos y los riesgos de ilegalidad desde el principio para todos los países, en consonancia con las letras c) y d) del apartado 4 del artículo 29, incluidos los países con bajas tasas de deforestación o degradación forestal.
    No se utilicen las sanciones de la ONU como criterio principal o único para determinar si un país o partes del mismo son de alto riesgo.
    Se considere la degradación forestal junto con la deforestación, lo que es coherente con el texto del reglamento.
    Se tengan en cuenta las tendencias de producción de todas las materias primas en el marco del EUDR.
    No se caractericen indebidamente los acuerdos comerciales como neutralizadores de riesgos de deforestación, ilegalidad y violación de derechos…

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