El pueblo salva al pueblo (y el cambio climático exige una acción rápida)

«Cuando un pilar se cae, está el pueblo para volverlo a levantar», escribe Lourdes Vea Llàdser, alumna de Periodismo en la Universitat Jaume I. Apasionada de la música, piensa que rehabilitar las escuelas y bandas musicales de los municipios afectados por la dana es fundamental para recuperar cuanto antes la normalidad en su ‘terreta’.
El pueblo salva al pueblo (y el cambio climático exige una acción rápida)
Músicos de la banda municipal tocan villancicos tras las graves inundaciones sufridas en Paiporta, cerca de Valencia, el 21 de diciembre de 2024. Foto: EVA MANEZ / REUTERS


LOURDES VEA LLÀDSER // Las danas, cada vez más frecuentes en España, son una amenaza creciente para nuestro país. Recientemente hemos podido comprobar este fenómeno en la Comunitat Valenciana, donde el pasado 29 de octubre las lluvias torrenciales y los vientos huracanados dejaron una gran huella en la naturaleza. La residencia de muchas personas se encontraba en los pueblos afectados, como Benetússer, Paiporta, Algemesí o Catarroja, entre muchos otros. Han perdido su hogar, su trabajo, el lugar donde realizaban su hobby o incluso, y lo más importante, la vida de sus seres queridos o de sus animales de compañía, que ya no se pueden recuperar.

La tragedia de València invita a reflexionar sobre el cambio climático y a mirar de frente a una verdad incómoda. Una parte de la sociedad piensa que no es un problema actual, sino una realidad para el futuro, pero no es así: es una realidad presente. Esto lo podemos observar en los cambios extremos del clima que son las intensas lluvias, vientos torrenciales u olas de calor. El calentamiento del mar Mediterráneo intensifica estos fenómenos, y cada año vemos más sequías y tormentas. Por este motivo no podemos seguir ignorándolo.

El cambio climático es un problema muy real que cada vez está más presente y que hace que se cuestione cómo será nuestra vida en un futuro, ya que agravará los problemas ambientales, económicos y sociales. Cada año hay un notable aumento de temperaturas, además de fenómenos como el de la dana; todo esto afectará gravemente el equilibrio de los ecosistemas. Como consecuencia, nos vemos afectados por la escasez de recursos básicos como el agua potable, pero aún estamos a tiempo de actuar. Tomar medidas para mitigar y adaptarnos al cambio climático es una cuestión de justicia intergeneracional. Es nuestra responsabilidad asegurar un futuro sostenible y habitable para quienes vendrán después de nosotros y para que nosotros tengamos menos problemas.

Después de todo lo que ha pasado tengo claro que solo el pueblo salva al pueblo. Os podéis preguntar que por qué pienso esto, y es que mientras los políticos se estaban “pasando la pelota”, tanto los estatales como los autonómicos, la gente del puebloincluyendo a los jóvenessalió a ayudar a todas aquellas familias que, desgraciadamente, lo habían perdido todo. Cuando no había llegado ninguna ayuda por parte de los gobiernos, la gente se estaba dejando la piel por ayudarles. No fueron solo los valencianos y las valencianas, también se movilizó todo el pueblo español para poder ayudar e intentar que la sociedad valenciana saliera adelante y que no les faltara de nada. Porque cuando un pilar se cae, está el pueblo para volverlo a levantar.

Últimamente en las redes sociales y también en los medios de comunicación se comentaba que los jóvenes somos la “generación de cristal”, que no nos importa ni el presente ni tampoco el futuro, y no es así, porque se ha demostrado que estamos a la altura. Según ellos, a los jóvenes de hoy en día tan solo les importan las pantallas y hacer trends de TikTok. Se ha podido comprobar perfectamente con esta desgracia que no es así y que sí que nos importa el futuro y lo que pasa a nuestro alrededor. No somos ignorantes y queremos crear una sociedad justa e igualitaria.

Bandas de música

Me gustaría mencionar a las asociaciones musicales, ya que muchas veces están infravaloradas y la sociedad no les da la importancia que merecen. La Comunitat Valenciana es una tierra de músicos y, obviamente, las bandas de música de las localidades afectadas también han sufrido graves consecuencias, tanto en sus locales de ensayo como en las escuelas de música. En total han sido 32 bandas afectadas, que han sufrido daños irreparables.

Tras una entrevista con Daniela González, presidenta de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana (FSMCV), ésta comentó que su mayor preocupación son las escuelas de música, ya que actualmente 4.000 alumnos no pueden ir a sus clases. Esto se debe a que muchas aulas donde se imparte la docencia no cumplen con las medidas de seguridad pertinentes. Esta cuestión no afecta solo a corto plazo: en el futuro puede traer graves consecuencias, ya que implica el retraso para entrar a formar parte de la banda de música.

Además de estas consecuencias, también podemos mencionar la de los trabajadores, ya que 400 de ellos se encuentran sin lugar donde trabajar y sin saber qué va a pasar. Lucia Castelló, trabajadora y música de la banda de Algemesí, me comentó que el día 29 su mayor preocupación era su trabajo, ya que sabía que no podría volver a trabajar a causa de las lluvias. Semanas después de la dana pudieron retomar las clases, pero en otros edificios municipales y no en su totalidad. En cambio, hay otras bandas que no han podido volver todavía a las clases, ni tampoco a los ensayos. Es el caso de la de Paiporta, que no tiene ningún lugar para continuar con la docencia, como me comentó Anna Royo Verdú, alumna de canto.

Cada una de las asociaciones musicales afectadas tiene un panorama distinto, pero de lo que estoy bien segura es de que saldrán adelante. Como música que soy sé que las bandas son el ADN de nuestra terreta. Las 32 bandas de música no solo han perdido su local de ensayo o sus aulas, sino también una parte de su identidad. Como me comentó Castelló, «una vez más la música se ha convertido en la vía de escape. No vamos a parar». Las bandas de música son alegría y, además, la contagian. La Comunitat Valenciana se caracteriza porque en cada pueblo hay una banda de música y estoy segura de que todas las bandas de música saldrán de esta catástrofe. Y saldrán igual que lo hicieron cuando tuvimos que estar encerrados en casa a causa de la COVID-19 y todos los músicos salían a los balcones para poder animar a la gente y sacarles una sonrisa en tiempos muy complicados. En aquel momento nos hicieron sonreir y salieron adelante; en estos momentos saldrán adelante y continuarán sacando sonrisas.

Tras lo ocurrido en València hemos podido comprobar que los jóvenes no somos la «generación de cristal» que algunos mencionan: cuando el pueblo necesita ayuda somos los primeros que salen para poder ofrecer todo lo que esté a nuestro alcance. Todo esto los jóvenes lo hacen sin esperar nada a cambio, ya que cuando cae algún pilar de nuestra sociedad tan solo nos queda la solidaridad y humanidad. Y es que el pueblo salva al pueblo. En cada barrio, pueblo o ciudad, la solidaridad fue el pilar fundamental para dar todas las ayudas al pueblo valenciano.

Como joven que soy me preocupa cómo será nuestro futuro si no ponemos medidas eficaces para frenar el cambio climático, ya que es una de las cosas que más consecuencias negativas nos traerá. Si no luchamos por un planeta más sostenible, tendremos una escasez de recursos imprescindibles cuando más falta nos hagan.


Lourdes Vea Llàdser (2005) es alumna de segundo de Periodismo en la Universitat Jaume I. Apasionada de la lectura, la escritura y la música, toca el saxofón en la banda de su pueblo, La Jana.

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