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Cada año, la Unión Europea revisa los límites a la industria pesquera en los mares Mediterráneo, Negro y Báltico. Se trata de una decisión que se toma en diciembre y que se aplicará al año siguiente. Esto se debe a que los recursos pesqueros no son limitados y, por tanto, uno de los principales enemigos de la pesca es la sobrepesca.
La semana pasada, los ministros y ministras de Agricultura y Pesca de la Unión Europea llegaron a un acuerdo que limita la pesca de arrastre en el Mar Mediterráneo, una medida con la que no estaban muy contentos España, Francia e Italia. El ministro de Agricultura y Pesca español, Luis Planas, ha catalogado la propuesta de “absurda” e “inaceptable”, y el conseller de Pesca de Baleares advirtió a la Unión Europea (UE) de que “sin arrastre no hay pescado en el plato”.
La UE fija límites de pesca mediante los Totales Admisibles de Capturas, que determinan las cuotas y días máximos para cada país, aprobados por el Consejo de Agricultura y Pesca. Y en este caso los cambios reducirían el número de días que los arrastreros españoles pueden pescar en el Mar Mediterráneo de 130 a 27 días al año. Una reducción del 79%.
La principal crítica de España radica en que la propuesta de Bruselas se basa en informes científicos desactualizados, que no consideran la recuperación de especies como la merluza y la gamba roja, ni las mejoras selectivas implementadas por la flota.
Finalmente, Costas Kadis, el nuevo comisario de Pesca, ha confirmado que se establecerá un mecanismo de compensación destinado a mitigar el impacto socioeconómico de la reducción en la pesca de arrastre. Este sistema permite recuperar días de actividad si se aplican determinadas medidas ambientales para respetar la biodiversidad marina, suavizando así el recorte solicitado por Bruselas. La flota costera deberá utilizar mallas cuadradas de 45 milímetros, mientras que los barcos de pesca en aguas profundas emplearán mallas de 50 milímetros, ambas más grandes que las actuales. Este ajuste busca proteger mejor a las especies más vulnerables y pequeñas. Gracias a estas modificaciones, la flota podría conservar el mismo número de días de actividad que tiene actualmente. Además, el responsable europeo ha ofrecido también la financiación del Fondo de Pesca de la UE para ayudar a la flota a alcanzar estos objetivos.
¿Por qué la pesca de arrastre?
No es la primera vez que hay un pulso entre la protección medioambiental y la industria pesquera, especialmente sobre la pesca de arrastre, ya que es sin duda la pesca más perjudicial. Este método emplea redes de gran tamaño que arrastran el fondo marino, llevándose todo a su paso: peces, moluscos, corales, esponjas e incluso especies sin valor comercial que acaban muriendo sin necesidad, lo que lo convierte en un arte de pesca muy poco selectivo.
Además, los impactos de la pesca de arrastre no se restringen a daños en la biodiversidad marina. Un nuevo estudio señala que la pesca de arrastre de fondo es responsable de la emisión a la atmósfera de hasta 370 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono al año, contribuyendo a la crisis climática. Y no solo genera impactos al recurso vivo en sí, sino que modifica y destruye el hábitat de los fondos marinos, contribuyendo a la emisión de ese carbono que estaba almacenado. Algo comparado a la deforestación de un bosque terrestre.
España, a la cabeza
España es líder en la producción pesquera de la Unión Europea, representando el 21% de la producción comunitaria con más de 8.500 barcos que generan 31.000 empleos directos y 150.000 indirectos. A fecha de junio de 2023, España tenía unos 876 arrastreros, de los cuales 575 faenan en el Mar Mediterráneo. Es decir, 2 de cada 3. De esta capacidad arrastrera en el Mar Mediterráneo, Cataluña (36,5%) y la Comunidad Valenciana (36%) son las regiones con mayor cantidad de barcos con este arte de pesca. En 2022, las capturas totales (incluyendo todas las artes de pesca) españolas en la zona mediterránea ascendieron a 61.236 toneladas, representando el 7,59% de toda la pesca española.
Conservación marina
Mientras que Grecia se convertía en abril de este año en el primer país de Europa en prohibir la pesca de arrastre de fondo en áreas marinas protegidas para 2030, Francia y España eran denunciadas por permitir la pesca de arrastre en áreas marinas protegidas del Mar Mediterráneo.
Actualmente, España tiene el objetivo de alcanzar el 30% de áreas marinas protegidas para 2030 (algo que también se quiere lograr tras el acuerdo del Tratado Global de los Océanos). Lo que pone de manifiesto que no solo llega con alcanzar esa cifra, sino que la protección tiene que ser significativa y vinculante para que realmente contribuya a la conservación del medio marino.
Situación del Mar Balear
Desde la Fundación Marilles, dedicada a la conservación del mar Balear y sus costas, han expresado su apoyo firme a los pescadores de Baleares ante la propuesta de reducción drástica de días de pesca planteada, al considerarla “café para todos” y que “no reconoce los esfuerzos de sostenibilidad y adaptación realizados por la flota balear”. Además, Aniol Esteban, director de la fundación, ha afirmado que “los datos sugieren que hay stocks en Baleares que se están recuperando” y que “la presión de la flota de arrastre en las aguas baleares es mucho menor que en el Mediterráneo español”.
Lo cierto es que el porcentaje de poblaciones de peces sobreexplotadas en el Mediterráneo y el Mar Negro ha descendido un 31% desde 2012, aunque se sigue situando en torno al 60% según la FAO. Por último, Esteban, en un artículo compartido en la web de la organización conservacionista, destaca la necesidad de recuperar los stocks de pesca para garantizar el futuro del sector pesquero, “especialmente en un contexto de calentamiento global y crisis de biodiversidad».
Estamos ante otro caso de la necesidad de abordar la crisis climática y de biodiversidad de manera conjunta, sobre todo, teniendo en cuenta que el Mar Mediterráneo es considerada uno de los puntos calientes de las consecuencias de la crisis climática y donde la necesaria transformación y reducción del sector pesquero es más que evidente. Sin embargo, para que la transición ecológica (y ecosocial) sea justa, no debe dejar a nadie atrás, y para ello es necesario incorporar a los actores relevantes de dicha transición en la conversación.
Hacia una transición en la pesca: el recorte del arrastre en el Mediterráneo.
Con la apuesta por medidas de selectividad contundentes para el arrastre del Mediterráneo y sin grandes sorpresas para los stocks del Atlántico nororiental, Ecologistas en Acción valora como positivo el acuerdo para el 2025 alcanzado pasado miércoles 11 de diciembre entre el Consejo de Agricultura y Pesca de la UE.
La organización ecologista considera fundamental que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación garantice ahora la aplicación de forma efectiva de las medidas que se han comprometido para compensar los días de recorte, con el objetivo de reducir la presión sobre los stocks Mediterráneos y la biodiversidad a través de su control y seguimiento.
La organización ecologista recuerda que toda actividad económica tiene que partir de la base del equilibrio ecológico, y más el sector primario que depende de unos ecosistemas saludables. Para ello, se exige que las medidas que se han comprometido para compensar los días de recorte se apliquen de forma efectiva, y se asegure su control y seguimiento de modo que las poblaciones se recuperen y se cambie el rumbo de la pesca en el Mediterráneo.
“Desde el ecologismo social no defendemos medidas drásticas que vienen desde arriba, y siempre hemos abogado por la gestión y política pesquera participativa, informada, local y progresiva. Los recursos pesqueros son públicos, no perdamos ni un minuto más en echarnos las culpas unas a otras. Sigamos trabajando y apostemos por la escucha, el respeto, la ciencia y el conocimiento tradicional de los pescadores para avanzar hacia el futuro de una pesca que enriquezca nuestros pueblos y respete los ciclos naturales del mar”…