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Lavar su imagen es una de las prioridades de las empresas que hacen negocio con los combustibles fósiles. Tras décadas intentando ocultar su impacto real en el calentamiento global, la evidencia científica es ya inapelable, por lo que sus estrategias se centran ahora en maquillarse (de verde, en concreto) para parecer más sostenibles. Un propósito para el que destinan millones de euros y cuyos tentáculos llegan hasta los medios de comunicación, las organizaciones no gubernamentales, la educación… y el deporte.
Un informe publicado esta semana por el think tank independiente New Weather Institute revela que las principales compañías de gas y petróleo gastan en la actualidad al menos 5.600 millones de euros en patrocinios deportivos a través de más de 200 acuerdos. El documento, titulado Dinero sucio. Cómo el patrocinio de los combustibles fósiles están contaminando el deporte, ve la luz días antes del inicio de la Cumbre del Futuro de la ONU, que se celebrará el 22 y 23 de septiembre en Nueva York.
El New Weather Institute señala al sector del fútbol, los deportes de motor, el rugby y el golf como los deportes que más dinero reciben por parte de compañías del negocio fósil. Entre estas, destacan Aramco, con un gasto en patrocinios de 1.300 millones de dólares; el gigante petroquímico Ineos, con un desembolso de 777 millones de dólares, Shell (470 millones de dólares), y TotalEnergies (340 millones de dólares).
Petroleras en LaLiga española
La lluvia de millones también ha llegado hasta España. De acuerdo con el análisis realizado por Climática la pasada temporada, varios clubes de fútbol españoles contaban con el patrocinio de empresas fósiles. Así, el Rayo Vallecano, el Cádiz CF o la UD Almería estuvieron esponsorizados por la petrolera británica BP. Por su parte, el Athletic de Bilbao contó con el patrocinio de Petronor.
“Las compañías petroleras, que están retrasando la acción climática y echando más combustible al fuego del calentamiento global, están utilizando el viejo manual de las grandes tabacaleras y tratando de hacerse pasar por patrocinadoras del deporte. Pero la contaminación del aire de los combustibles fósiles y el clima extremo de un mundo en calentamiento amenazan el futuro mismo de los atletas, los aficionados y los eventos que van desde los Juegos Olímpicos de Invierno hasta las Copas del Mundo. Si el deporte quiere tener un futuro, necesita limpiarse del dinero sucio de los grandes contaminadores y dejar de promover su propia destrucción”, asegura Andrew Simms, codirector del New Weather Institute.
Las críticas también proceden del propio sector del deporte. El informe recoge, entre otras, las palabras de Craig Foster, ex capitán del equipo masculino de fútbol de Australia, quien ha asegurado que su deporte “lidera la liga de la vergüenza en cuanto al patrocinio de combustibles fósiles”: “Durante demasiado tiempo, se han ignorado las preguntas incómodas sobre los patrocinadores de petróleo y gas que están socavando nuestro futuro seguro y el del deporte. Nosotros, como atletas, aficionados y custodios del deporte, debemos abordarlas”, ha señalado.
También lo ha hecho Imogen Grant, campeona olímpica de remo en París 2024, quien ha pedido fijarse en esta cita deportiva como modelo: “El hecho de que París creara unos Juegos Olímpicos libres de combustibles fósiles demuestra que no es necesario que otros deportes acepten un cáliz envenenado de los patrocinadores de petróleo y gas. Cualquier ganancia financiera a corto plazo simplemente no vale la pena, cuando podemos ver los impactos devastadores que se están desarrollando en comunidades de todo el mundo, en el deporte de base y en el deporte en general”.
Violaciones de derechos humanos
Los acuerdos no solo han recibido críticas por la contribución de estas empresas al calentamiento global. Ya el pasado mes de abril, Amnistía Internacional criticó el patrocinio firmado para los próximos cuatro años entre la FIFA, la principal organización futbolística mundial, y la petrolera Aramco, por las violaciones de derechos humanos que se cometen en el reino saudí. Según esta organización, “es una cruel ironía que una empresa de propiedad estatal saudí sea considerada apta para patrocinar la Copa Mundial femenina cuando mujeres como Salma al Shehab y Manahel al Otaibi siguen encarceladas en el país por reclamar pacíficamente la igualdad de género”.
El informe pone el foco en que la superestrella del fútbol Lionel Messi recibió hasta 25 millones de dólares en tres años de Arabia Saudí para promocionar su campaña ‘Visit Saudi’ en un intento de lavar la imagen del país. Un dinero que apunta a la estatal Aramco, la mayor petrolera del mundo que está incluso siendo investigada por expertos en derechos humanos de la ONU.
Los Estados del Golfo Pérsico, muy dependientes del negocio del petróleo, son algunos de los que más dinero invierten para lavar su imagen a través del deporte. Así, el informe recoge que los principales Estados de la región han invertido más de 4.500 millones de dólares en ligas y clubes deportivos entre 2020 y 2023, según un análisis del Sovereign Wealth Fund Institute. A esta cantidad habría que sumarle el gasto de Qatar para acoger la Copa Mundial de la FIFA 2022, valorado en 229.000 millones dólares. Dicho evento estuvo marcado por las acusaciones de explotación laboral y la muerte de trabajadores durante las obras de construcción de las infraestructuras.
Lejos de tratarse de un evento extraordinario en el Golfo, la Copa del Mundo podría regresar a esta región en 2024, con Arabia Saudí como principal candidato. Además, este país, volverá a ser la sede de la Supercopa de Europa española y, junto a Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Qatar, albergará una de las carreras del mundial de Fórmula 1.
Pero los petrodólares de los países del Golfo no solo llegan al deporte a través de patrocinios o de la organización de eventos. En la actualidad, equipos como el Paris Saint-Germain, Manchester City, Newcastle United o Sheffield United son propiedad de algunos de estos Estados.