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¿Es posible conseguir un préstamo fuera de los bancos tradicionales? ¿Saber, por ejemplo, que la isma entidad que te presta un dinero para tu vivienda no se lo va a entregar también a otros proyectos que dañan el medio ambiente? Sí, a través de las finanzas éticas. Y, con los datos del último Barómetro de las Finanzas Éticas, elaborado por FETS –Financiación Ética y Solidaria–, parece que cada vez más personas están recurriendo a ellas.
Según este barómetro, la financiación alcanzó en 2023 los 1.885 millones de euros en créditos destinados a clientes y proyectos con impacto social y ambiental positivo. Esta cifra es 2,5 veces superior a la de hace una década. Aun así, cabe destacar que es el primer año en el que no ha aumentado, sino que ha disminuido en un 2% respecto al anterior.
La bajada no solo ha afectado a las finanzas éticas. En el estudio subrayan que “el Boletín Estadístico del Banco de España muestra que los créditos netos a clientes (AAPP y OSR) de la banca convencional disminuyeron significativamente, en concreto un 3,16%. Esta diferencia continuada pone de relieve, un año más, el papel fundamental de las finanzas éticas como motor de la economía, más allá de los contextos económicos existentes”.
Vivienda, el sector social y medio ambiente
Por sectores, el de la vivienda fue el principal ámbito financiado (con un 24% del total). Lo que supone la entrega de 452,4 millones de euros en créditos, que sirvieron para poner en marcha 2.467 proyectos.
Por detrás están (en este orden) el sector social, el medio ambiente y la transición energética, la cultura, la educación, la agricultura y la alimentación.
En cuanto al número de personas, hubo 192.302 involucradas en las finanzas éticas. El informe señala que, “después de cuatro años de ligero descenso, este año ha habido un crecimiento de más del 3% respecto al año anterior. Cabe destacar que las entidades han seguido priorizando el financiamiento de proyectos sobre los productos y servicios destinados a particulares. A pesar de esta realidad y tendencia, se observa una cierta estabilización en el número de personas usuarias desde el año 2018”.
Se duplica el dinero depositado en finanzas éticas
Los autores del estudio apuntan que el núcleo de las finanzas éticas y solidarias “comprende todas las entidades que hacen una apuesta clara y única por la promoción de proyectos con un claro impacto social y ambiental positivo, que están integradas en las diferentes redes locales, estatales o internacionales de finanzas éticas y que superan el 80% en el cumplimiento de los principios de las finanzas éticas descritos en el escáner de las finanzas éticas”.
El año pasado, se cerró con un total de 2.387 millones de euros depositados en estas entidades, una cifra que casi ha duplicado los valores de hace 10 años. Sin embargo, y a pesar de este crecimiento, el ahorro financiero ético alcanzó su máximo histórico en 2021, y en los dos últimos años se ha reducido en más de un 9%.
4 millones de pólizas en seguros éticos
Los seguros éticos, formados por las entidades registradas en el sello EthSI (Ethical and Solidarity Based Insurance), gestionan un volumen de primas de 1.299 millones de euros, un importe que representa el 1,7% del volumen total de primas del sector asegurador español, apuntan en el Barómetro.
En cuanto al volumen de productos, las entidades aseguradoras y las mutualidades registradas por el EthSI han gestionado más de 3,99 millones de pólizas en 2023.
Estas pólizas incluyen 14 productos éticos certificados que cubren diversas necesidades aseguradoras de personas y entidades, como seguros de vehículo, de salud, de decesos, de convenios colectivos, pasando también por la responsabilidad civil de entidades.
Conseguir una vivienda; en algún lugar habitable…
¿Y si pudiera vivir en mi ciudad?
Coches, humo, aglomeraciones, un calor insoportable, poco espacio público, ruido, cemento, estrés, peligro… Si un claxon o el sonido del motor de una moto despiertan tu ansiedad, esta reacción tiene un motivo de ser, ya que en ella algo que no funciona en tu entorno.
En el último siglo, las ciudades se han configurado en torno al coche. En Barcelona, el 65% del espacio público está destinado a vehículos. No sólo hablamos del espacio que necesitan los coches y motos para circular, sino también todo ese espacio que ocupan mientras están aparcados. El 35% del espacio restante es el que queda para las personas, los parques, plazas y calles peatonales. Esa desproporción debería sorprendernos un poco… ¿o no?
Espacio público compartido, éste es el lema elegido este año para la semana europea de la movilidad. Casi un cuarto de siglo después de que se empezaran a celebrar estas fechas señaladas, repetimos los mismos eventos en septiembre: algunos debates públicos, algunas pedaleadas, algunas calles cortadas temporalmente… “algunas”.
La semana de la movilidad coincide este año con la tramitación -que va con casi dos años de retraso- de las ordenanzas para poner en marcha Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en decenas de ciudades. Las ZBE eran un instrumento que podría haber servido como oportunidad para recuperar el espacio público y mejorar la calidad del aire, pero lo que estamos observando es que en una amplia mayoría de municipios no van a servir ni para cumplir el expediente .
Son necesarias medidas más ambiciosas que las ya descafeinadas ZBE, porque no son la solución mágica a los problemas de contaminación ni ocupación del espacio público, pese a la ofensiva que están recibiendo por parte de lobbies y poder judicial. Existen otras muchas medidas, contempladas en la ley de Cambio Climático, que no son sólo complementarias, sino igual o más necesarias que las propias ZBE.
Nos referimos a medidas como la pacificación de los entornos escolares, el urbanismo táctico, la renaturalización de espacios, el fomento de la movilidad activa, el incremento en la calidad y la cantidad del transporte público, la fiscalización de los medios de transporte necesarios -el ejemplo de la tasa Amazon en Barcelona-, la expansión y mejora de los carriles bici, la restricción total de zonas por el tráfico, la reducción del espacio de aparcamiento en superficie.
Cuando casi toda la ciudad está orientada a un sistema de movilidad del que sólo utiliza una parte muy reducida de la población, las desigualdades y las injusticias se hacen evidentes. Continuando con el ejemplo de Barcelona, el vehículo privado representa sólo el 25% de los desplazamientos que se realizan en la metrópoli, y la tasa de ocupación media por vehículo es de 1,2 personas por coche.
Sin embargo, el transporte privado ocasiona la mayor parte de la contaminación en las ciudades, tanto en lo que respecta a la mala calidad del aire como a las emisiones de gases de efecto invernadero. Según los últimos estudios, el 33% del asma infantil se relaciona directamente en las ciudades europeas con el transporte rodado. Y no sólo impacta en nuestra salud respiratoria, sino que también en la cardiovascular y aumenta el riesgo de sufrir obesidad y diabetes. También existen estudios que alertan de una clara correlación entre las escuelas en las que se respira más aire contaminado con el bajo rendimiento académico.
Queremos ciudades vivibles , humanas, en las que sea posible el encuentro y la convivencia. Ciudades para las personas pequeñas y mayores, llenas de pequeños negocios, tiendas de barrio, espacios con bancos y sombra en los que refugiarse del calor, y combatir el individualismo charlando con las vecinas.
Y es que, si ya es triste de por sí que la única medida que actualmente se está empezando a implementar por los ayuntamientos sean las ZBE, más triste es aún la ofensiva que están sufriendo por parte de los tribunales, que están tumbando y bloqueando las ordenanzas de los ayuntamientos con argumentos absolutamente irrelevantes como errores burocráticos en sus proyectos. Es vergonzoso que los tribunales prioricen un falso supuesto “derecho a ir en mi coche” por delante del derecho a la salud ya gozar de un medio ambiente sano –derechos que son reales y vienen recogidos en la Constitución–. Barcelona, Madrid, Hospitalet de Llobregat, entre otras, son algunas de las ciudades a las que ya se han dictado sentencias con el fin de tumbar sus ZBE a pesar de que eran unos proyectos de mínimos para cumplir lo que determinaba la ley .
Urge que los ayuntamientos tomen medidas serias para devolver el espacio público a las personas, mejoren el transporte público, y cambien el diseño urbano para que el coche deje de ser el protagonista y las calles pasen a ser espacios para el encuentro, el juego y la actividad cotidiana.
(Ecologistas en Acción)